La Maldición del Dragon Negro

Capítulo 01: Cambios En La Diosa Menor

Nyra no era mucho de caminar por la calles de la Corte Divina, ella prefería pasar su tiempo libre en los bares cercanos donde las criaturas mitológicas y cualquier persona con algo de magia podía acercarse a divertirse. Esto era porque sentía las miradas que algunas, sino es que todas, las personas le daban al verla pasar.

No es que ella realmente resaltara, aunque su ropa era muy escasa y tenía una gran belleza, las miradas y murmullos que venían de todas partes eran solo y únicamente por aquel tatuaje negro que recorría su pierna izquierda.

Estar maldita para un Dios era un signo de vergüenza, de fracaso e incluso de asco.

Pero siendo sinceros ¿A qué criatura existente en cualquiera de los Reinos le gustaría vivir eternamente con una maldición? A ninguno, eso estaba claro.

Además tampoco es como si Nyra se hubiera puesto esta maldición por gusto. Cuando fue maldecida tenía un físico estimado de 10 años, ni siquiera llevaba un siglo desde su nacimiento cuando aquella cosa se le metió en el cuerpo.

En el mundo existen diferentes maldiciones.

Puedes maldecir un objeto, una criatura, a una persona y esta maldición puede hacer hasta la cosa más inimaginable posible, pero el creador debe ser muy poderoso. Mientras más fuerte sea, mayor será la resistencia de las maldiciones. También había maldiciones que nacían por la exposición continua de energías oscuras, es por eso que NUNCA se debían llevar cosas del Circo del Desenfreno a otro sitio, el reino donde habitaban los demonios era un sitio perfecto para encontrar cosas malditas.

Nyra lamentablemente fue maldecida con algo nacido del Circo del Desenfreno

Originalmente ella era conocida como: la Diosa Menor de la Estrella Ascendente del Dragon Dorado. Esto era porque su madre era la criadora y protectora de los dragones más antiguos que el mundo pudo tener, una mujer que según se decía iba siempre a su ritmo, oculta en cuevas submarinas creadas a partir de los huesos de dragones acuáticos. Nyra desde su nacimiento que no había conocido a su madre, ni siquiera sabía su nombre, simplemente le escuchaba decir a todos que debía estar agradecida con pertenecer a la Estrella Dragon y ella realmente lo estaba, se sentía orgullosa de sus orígenes y siempre que podía buscaba más información sobre dragones y todo lo relacionado a ellos, de esa manera se sentía más cercana a una mujer que ni siquiera podía imaginar en cuanto a físico.

A la edad de 90 años, cuando tenía un aspecto de diez años. Su padre, el Dios Chino Guan Yu, noto que Nyra comenzaba a tener dominio sobre el fuego, una característica que tenía solo su madre pues ella producía naturalmente aquellas llamas. Es por esa razón que cuando cumplió 95 años su padre decidió que era momento de presentarle a su madre.

Una terrible decisión si ahora tenían que preguntarle al respecto.

Para resumir lo ocurrido, cierto obsequio que Nyra iba a entregarle a su madre termino siendo un huevo de sombras.

Las sombras son muertos vivientes que drenan la fuerza de los seres vivos y que tienen la mala costumbre de ocultarse en las sombras de las personas, de ahí su estúpido nombre. Se dice que una sombra nace cuando un mago arroja una maldición a un muerto enemigo, dándole ahí la forma y el poder para merodear tanto en el plano terrenal como en otro plano.

El huevo que Nyra tenía era de un dragón, su cascaron dorado estaba hermosamente adornado con finas joyas que lo hacían sobresalir más. Cuando Nyra recibió el huevo definitivamente aquella criatura estaba viva, Nyra pudo sentirlo en cuanto lo toco... pero algo ocurrió que antes de que siquiera pudiera ver a su madre, el huevo por si solo se pudrió, llenándose rápidamente de energías oscuras.

Claro que Nyra, siendo la pequeña que era, no sabía que la criatura había fallecido y en cuanto sintió que se perdió el calor ella intentó hacer lo imposible para que reaccionara, prendiéndole fuego al huevo creyendo así que volvería a calentarse y causando lamentablemente que el cascaron se rompiera.