Despues de los ultimos acontecimientos que le han pasado a Horacio este estaba harto de que lo tratasen como la mierda. Tras salir una noche a la playa y pedir un deseo, el ser el mismo le llevo a una cosa extraña...
Horacio es un bebé y por primera...
Se las debía y las debo de consentir como mis niñas favoritas que son.
ACLARACIÓN: El siguiente capítulo no se relaciona con la trama original de la historia, es un punto aparte de la historia. Cualquier cosa mencionada en este capítulo no influye en la historia original, sin más que decir espero les agrade este especial.
¿A quien les gustaría que fuera niño?
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El día era tranquila en la casa de Conway, disfrutaba su día junto a sus dos anormales favoritos, Horacio que aún seguía siendo un niño y Gustabo quien habría descubierto que era su pequeño hijo que creía muerto. Había dejado a ambos solos mientras el hacia la despensa de la semana, pues ya había poca comida para la semana.
Jack se sentía un poco decaído, pues al estar feliz que tuviera a su pequeño hijo con el, este le era frío cuando quería mostrar afecto con el, dándole palabras que lo entristecía pero el único en notarlo fue Horacio quien le deba sonrisas sinceras y le decía papá a cada rato.
"Padre no es el que pone el espermatozoide, si no quien cría al niño, te lo dejo para que reflexiones"
Aquella frase retumbaba en su mente, pero este por más que le dijera que lo estaba buscando que movió cielo, mar y tierra por buscarlo no se lo iba a creer.
"Desearía que fuera un crio para que viera como si lo cuidaba" pensó.
Termino la despensa para pagar todo y subir al auto, marco al teléfono de Gustabo pero este no contesto, suponía que seguia enojado con aquella pelea mañanera que tuvieron. Suspira para marcar de nuevo siendo Horacio quien contesto.
- Horacio pásame a Gustabo, debo hablar con el
- Ese es el problema papá...Gustabo es como yo, un niño y está llorando, no lo puedo calmar y por ello yo también voy a llorar
¿Que mierda?
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Jack llegó volando en el carro, apenas y bajo las bolsas entrando a aquella casa para ver en la sala a Horacio quien tenía a Koya en manos y trataba de calmar a un Gustabo chiquito rubio de ojos azules que lloraba asustado de aquella situación.
