Por la gente que se va y por los sueños que duelen.
Puedes decidir si esperar o no, si realmente merece la pena dejar que tu vida no avance porque alguien haya decidido bajarse de ella, reflexionar sobre si es tan importante para ti, como para pararlo todo hasta su llegada; y entonces decidir si esperas u olvidas. Pero luego, en el momento del regreso, si es que regresa, todas tus decisiones pueden cambiar, y has estado automatandote a preguntas sobre si olvidar o perdonar, para nada, porque a quién vamos a engañar, si nos permitimos esperar no tendremos el valor de rechazar lo que deseabamos inminente.
Y los sueños que torturan, que por al evitar el dolor despierta te persigue cuando no puedes escapar, cuando más débil y vulnerable eres. Nadie puede salvarte, es tu propia mente la que te castiga hasta el límite. Nunca podrás huir de tus miedos, ni evitar todo lo que te causa daño, de una u otra manera terminará siendo peor.