⇝ Fragmentos.

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ADVERTENCIA: este escrito tiene más tiempo del que parece y en su momento no estaba (ni estoy) completamente informada sobre el tema, por lo que no deben tomarlo literal. Solo es un relato sinsentido ni conexión. 



{Dentro del flashback}

— ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —escuché que me decían mis padres mientras me despertaba. Me sentía desorientado así que simplemente asentí levemente.

—Hijo, ¿recuerdas algo de lo que hacías? —escuché que mi madre preguntaba.

—No —respondí mientras levantaba mi mirada y la enfocaba en ellos, viendo el semblante preocupado que ambos portaban, sin poder evitarlo una pregunta salió de mis labios— ¿Qué sucedió?

Ambos se miraron, y me dí cuenta que estaban ocultando algo, por lo que decidí insistir. Quería respuestas al respecto.

 —¿Podrían decirme qué fue lo que pasó? Me están poniendo nervioso —noté que se volvieron a dirigir la mirada y en un pacto silencioso, asintieron. Mi papá comenzó a hablar:

—No sé cómo decirte esto... —hizo una pausa, parece que intentaba buscar las palabras correctas para expresarse— estábamos en el carro, rumbo a casa de tus abuelos —me adentré a mis pensamientos y no recuerdo haber felicitado a mi abuelo por su cumpleaños— a mitad del camino, más o menos cantó una lechuza. Empezaste a buscarla con la mirada por todos lados y al no haber tenido éxito decidiste buscar el canto de una en Youtube, tu plan era atraer a la que antes habías oído. Funcionó porque volviste a escucharla, te habías puesto feliz así que seguiste intentándolo pero el canto de la lechuza aumentó y se hizo más fuerte, cambió de tono y ahora no lo encontrabas agradable, sino estremecedor, decidiste dejarlo ahí y dormir con tu peluche.

»Pasaron unos minutos y te despertaste preguntando por qué la lechuza seguía cantando, tu mamá y yo nos quedamos confundidos porque nosotros no escuchábamos nada, por eso fue que te dijimos que lo ignoraras porque no pasaba nada y que intentaras volver a dormir; lo hiciste, pero a los cinco minutos volviste a despertar bastante asustado. Gritaste que calláramos al ave, cosa que no podíamos hacer porque nosotros no oíamos algo como eso, de todas formas quisimos apresurar el paso para llegar pronto a la casa de tus abuelos y nos detuviste, pediste que paráramos el carro, cosa que hicimos enseguida porque se te notaba bastante mal y un poco de aire no te haría daño.

»Apenas bajaste del coche empezaste a vomitar y eso nos extrañó muchísimo porque como ya sabes, tú no eres de enfermar; pasaron unos diez minutos que nos habíamos quedado al aire para que pudieses recuperarte y por encima de ti apareció volando la lechuza, se posó en tu hombro, empezó a cantar de una manera tierna y relajante, pero pasado unos instantes se puso agresiva y picoteó el vidrio del auto hasta que lo rompió, sacó un ratón muerto de adentro.



[Primera aparición]

Humillación, ira, dolor, todo eso sentía pero no podía hacer nada. Sentía como si me clavaran agujas por todo el cuerpo, moretones se encontraba en cada miembro de mi ser pero no encontraba una forma de defenderme, hasta que lo sentí.

Sentí un calor abrasador por todo el cuerpo y una presencia en uno de mis costados, sentí miedo, frío, y un poco de seguridad, una mezcla extraña, pero fue más extraño ver cómo es que ahora no era el que le daba órdenes a mi cuerpo de moverse, no, ahora me sentía como un espectador. Y lo escuché:

«No interfieras, ya demasiado te dejaste humillar. Al menos podemos intentar recuperar un poco de tu dignidad.»

No pude negarme, me intimidaba y no entendía qué me sucedía, de todas maneras la extraña sensación no se iba y había una pregunta que se repetía en mi cabeza. 

Escritos aliados y enemigos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora