Amor Gatuno

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Sasuke caminaba con calma y seguridad dentro de un sendero rústico, que se ubicaba en medio de un extenso bosque, está vialidad daba al impresión de que para su construcción emplearon un arado para abrir un gran surco despejado, que pudiera servir de guía a los viajeros foráneos.

El sol deslizaba sus rayos a través de las diferentes copas de los árboles, manifestándose como pequeños puntos de luz en la superficie del suelo, mientras el Uchiha atravesaba la foresta, este mismo fenómeno luminoso se estacionó en su joven rostro, y en el pequeño cuerpo de su acompañante de cuatro patas, que le seguía la pista, andando con sumo cuidado con el objetivo de mantenerse a su lado.

Hacia algunas semanas atrás, Ashura, aquel gato blanco desalineado que le había traído una rata muerta como presente, lo acompañaba con paso veloz a donde fuera.

De hecho su adición al equipo resultó ser práctica, ya que era capaz de detectar no sólo roedores sino otros animales silvestres incluso humanos próximos a su ubicación, facilitándole al Uchiha la detección de amenazas sin necesidad que activará a cada rato su Sharingan o Rinnengan.

Mucha veces Sasuke se preguntó si ese enigmático felino tenía algunos genes caninos debido a que era buen rastreador, siempre maullaba si detectaba algo que podría ser del interés de su amo.

-Detengámonos a descansar, Ashura-invitó el Uchiha al llegar a un claro despejado en el que interior del bosque. De inmediato detectó un árbol de frondoso follaje que proyectaba una sombra enorme, sin vacilar se dirigió en su dirección.

Tenía el propósito de reposar un poco, sentía los pies algo fatigados, de hecho todo su cuerpo ya presentaba signos de fatiga, a lo mejor el calzado que traía puesto se había desgastado, volviéndose inadecuado para una caminata larga, o tal vez se había exigido demasiado al postergar su hora del almuerzo. Debido a que se quedó dormido, su disciplina personal le exigía que repusiera el tiempo perdido saltando algunas actividades cotidianas, con el fin de no perder el tiempo.

Fuera un ninja de élite o no, no cambiaba el hecho de que su cuerpo protestara por alimento y le exigiera un respiro, seguía siendo un humano apegado a necesidades básicas que no conocían de disciplina ni castigos por faltar.

Asimismo había arrastrado sin querer a este ayuno auto impuesto a su propio acompañante peludo, que ni siquiera protesto por la falta de alimento, ni realizó ningún maullido de molestia. Siempre callado, obediente y fiel a la voluntad de su amo.

El portador del Sharingan posó su único ojo visible en aquel michi, fascinado por su comportamientos tan inusual, únicamente los animales entrenados para ser compañía táctica ninja actuarían de esa manera, omitiendo sus necesidades básicas, esperando la autorización de su dueño para toda actividad; era así ya que su misión era asistir a un shinobi de por vida.

No obstante, Ashura no mostraba algún indicio en su cuerpo, como una marca de escuadrón o una conducta militar exigente, que evidenciara que hubiera sido adiestrado, como los gatos que servían al clan Uchiha por ejemplo, o que tuvieran algún vínculo con ninjas.

*Me seguiría hasta el otro mundo sin chistar, aún si decidiera morir por inanición, es igual al dobe, sólo que menos quejumbroso* pensó el portador del Sharingan.

Ashura centró sus zafiros azules felinos en su dueño al percatarse que lo estaba observando tan detenidamente. Por unos minutos su contacto visual se prolongó por algunos segundos, hasta que un maullido, por parte del mínino blanco, cortó el ambiente.

Una vez afuera de su introspección, Sasuke tomó asiento en el piso, cruzando sus piernas inmediatamente, con un gesto de su mano le indicó a Ashura que se acercara. El gato blanco acató la orden, echándose en el terreno polvoriento.

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