Capítulo 2. Ministerio de magia.

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El camino hasta el ministerio de magia británico fue rápido, apenas tardé unos treinta minutos en llegar hasta las instalaciones. Aquel lugar era increíble, se podía observar un gran pasillo con hogueras, que los magos utilizaban para transportarse entre diferentes situaciones gracias a algo que llamaban "Red Flu". Al fondo, unas increíbles estatuas, de tamaños enormes, que dejaban ver diferentes razas mágicas que conviven en nuestra tierra, desde magos hasta centauros.

Además, si observabas hacia arriba, podías deleitarte con altas vidrieras de cristal que pertenecían a los despachos de algunos trabajadores del ministerio. No pasaban tampoco desapercibidos los avioncitos de papel que sobrevolaban las cabezas de todos los magos y brujas que había por el lugar.

Salazar puso rumbo directo hacia los ascensores, para poder ir al segundo piso, donde estaba situada la oficina de aurores.

— Buenos días señor Carrow. — saludó un joven a Salazar.

— Buenos días señor Weiss. — respondió al ver al chico.

El señor Weiss, de nombre Thomas, era un joven aurores que entró al departamento algo después de Salazar y que, tras todo el tiempo que habían compartido luchando contra las fuerzas oscuras, había acabado convirtiéndose en un hombre de confianza.

— ¿Has terminado de investigar los avistamientos de carroñeros a las afueras de Londres? — preguntó Salazar mirando al joven.

— Si señor, resulta que eran un grupo sin relación con ninguna otra organización, trabajaban por libre. — respondió Weiss. — por cierto señor, le he dejado los documentos en relación al asesinato de la señorita Guden.

— Muchas gracias Weiss, buen trabajo. — le devolvió una sonrisa al joven justo cuando el ascensor llegaba a su destino.

Salazar salió rumbo hacia su despacho.

El camino hasta allí fue tranquilo, se encontró con diferentes miembros de su equipo que lo saludaron con energía.

Al llegar hasta el despacho, vio en su escritorio el informe colocado en el centro, escrito en pergamino y pluma. Salazar se quitó la chaqueta y la colgó en un pequeño perchero que tenía en la entrada a mano derecha, seguidamente, se sentó ante los escritos para empezar a leer la información detallada en él y poder así, empezar su propia investigación.

Fueron largas horas, dos cafés y música clásica los compañeros del joven Auror durante aquellas horas de la mañana. El documento detalla con exactitud el lugar donde fue hallada muerta la joven y las observaciones de los investigadores que habían estado en la escena del crimen.

"La magia oscura siempre deja rastro"

Aquella era la gran primera regla que todo auror debía tener clara, la magia oscura, la más terrible de las artes, siempre dejaba tras de sí un rastro que seguir, un camino de caos y dolor y los protectores del mundo mágico debíamos hacerle frente, perseguir a los infractores y darles caza, mandarlos a Azkaban, la prisión de los magos.

Miré mi reloj, era ya casi media mañana cuando terminé de repasar todo el informe, momento perfecto para salir a investigar por mi mismo el lugar del incidente, esperando encontrar algún detalle que hubieran pasado por alto los primeros hombres en la escena.

Cuando salía de mi despacho, me crucé con otros dos jóvenes aurores.

— Buenos días señor Avery, señorita Lupin. — saludé haciéndoles un gesto con la cabeza.

— Buenos días señor Carrow. — respondieron ambos al unísono. — salimos en busca de buenas nuevas sobre la captura de un viejo conocido del ministerio, el señor Fenrir Greyback. — comentó el joven Avery.

Avery tenía el pelo corto y oscuro, no era excesivamente alto y delgado, además solía vestir con traje o túnicas de color oscuro, casi siempre negro. Por otro lado, la señorita Lupin era una joven de cabello plateado, alta y delgada, con una voz melodiosa y siempre sonriente, le encantaba vestir con túnicas de colores vivos.

— Tened cuidado, informad de todo cuando volváis, recordad que es más importante vuestra seguridad, no os arriesgeis, ya habrá otras oportunidades de dar caza a ese malnacido. — respondí sonriendoles.

Ambos sonrieron y siguieron su camino hasta los ascensores, mientras tanto, yo salí también rumbo a descubrir lo ocurrido y esperaba poder darle a la familia de la víctima respuestas lo antes posible, y poder así darles la calma que necesitan.

Salazar Carrow y el misterio tras el espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora