Una cruda realidad: una infidelidad

Declaración de amor, encuentros con dolor

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Un cuerpo que le roba el aire a quien lo vea, miembro vital de una de las empresas más importantes de los últimos años, poseedor de uno de los apellidos más poderosos, pues los Uchihas participan en varias ramas laborales; básicamente su defecto se encuentran en su actitud fría y su personalidad cerrada.

Me hacía sentir especial el saber que ese anillo que ambos compartimos me daba alguna clase de "título" como alguien realmente afortunado, a pesar de que ahora no tengo un busto tan prominente, o un abdomen plano, pues hacer ejercicio o dietas nunca me ha gustado, sinceramente se me ve una buena figura en este vestido gracias al disimulado corcel en mi espalda; tampoco tengo una piel perfecta, pues tengo algunas marcas como estrías, y en algún modo entiendo a Sasuke, no soy muy femenina físicamente, comparada con Karin soy una niña de 15 años en desarrollo, lo único que agradezco de mi es mi cabello, que en muchos años fue el causante de burlas de muchos, y mis ojos daban miedo a los niños del colegio, pues decían que parecían malditos al ser tan verdes, mis pocas virtudes se fortalecía al ver mi anillo de casada, pero ... si tanto le aborrece estar a mi lado por qué no decírmelo, o ... por qué no solo buscó a alguien que se adecuara a él, alguien hermosa, atenta divertida y despreocupada, quizás todo lo contrario a mí; tuvo que llegar a este punto de lastimar a alguien que lo ama ciegamente solo por su avaricia.

Mi autoestima cayó como una montaña rusa en picada, lo poco que me hacía sentir especial me jugó en contra, la poca seguridad en mi me apuñaló por la espalda hiriéndome. Me dieron fuertes ganas de llorar, detestaba en lo que me había convertido, alguien lamentable a más no poder. Era débil, sí, pero ahora solo veía lo peor de mí, Sasuke consiguió mantenerme cegada, pero no sabía que al quitarme la venda de los ojos recibiera tantos golpes seguidos, una infidelidad, una farsa y una baja autoestima; ya no resistía más golpes.

Sentí un escalofrió a causa de un poco de viento, por inercia subí mis manos por mis brazos acompañado de un pequeño chal que apoyaba sobre mis codos sintiendo algo de calor, el jardín estaba casi vacío pues todos se dirigen adentro para el discurso de Óbito a las 7 aún faltaban 20 minutos, el tiempo había pasado tan rápido.

Baje la mirada y cerré con fuerza los ojos reteniendo las lágrimas, pero una voz me regresó a la realidad

-¿Sakura? - era él, acababa de salir del laberinto, parpadee rápidamente haciendo que no se vieran las lágrimas y sin más me giré encontrándome con él tan guapo como siempre, ya la vez creyendo que yo aún era la estúpida que se dejaba engañar ... - ¿Cuánto tiempo llevas ahí? - se acercó a mí pero de vez en cuando volteaba a ver el laberinto, de seguro estaba rogando porque Karin no saliera justo en ese momento, quizás salió por otra parte, pues tenía múltiples entradas

-No mucho ... Yo- tomé aire y pensé bien mis palabras, mientras esto del divorcio finaliza me encargaré de que se arrepienta de lastimarme, de haberme usado y, si quería una mujer dócil pero a la vez divertida, bueno la debería- te estaba buscando Sasuke-kun- me acerque quedando cara a cara con él a unos escasos 20 centímetros- yo quería ... disculparme por ... - here le estaba diciendo adiós a la poca dignidad que me quedaba- por eso que pasó hace rato, y bueno es una fiesta ¿no? - sonreí - no quiero amargarnos cariño

-Hmp será mejor que esta vez sí sea enserio que mantendrás una actitud adecuada Sakura - me miró directamente a los ojos, hablaba como mi padre, solo que más brusco

- Lo prometo, me equivoque sé que tú nunca me lastimarías o harías algo en contra de mi- acerque mi mano derecha a su mejilla y la acaricie con el dedo pulgar- solo ... fue un mal ataque de celos - bien debe darme un aplauso por la buena actuación que estaba dando, ¡era perfecta! Pues el solo me veía a la expectativa pero a la vez triunfante al creer que me dominó