Dix.

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— Guapo — habló MoonByul cuando notó que verdaderamente Jungkook era el último en estar dentro del bar. — ¿Sabías que sé usar armas? — la peli negra preguntó haciendo reír a Jeon mientras se acercaba a la barra de tragos.

El lugar ya se encontraba cerrado, eran cuarto para las cinco de la mañana, pero Jeon Jungkook no se rendiría.

— ¿Me estás amenazando? — Kook recargó sus brazos sobre el frío material.

—Nop — Byul enrolló su dedo en un mechón de su cabello. — Soy la mejor amiga de Jimin — extendió su mano para saludar y Jungkook la tomó con gusto — dime, ¿tú sabes utilizar armas? porque creo que estás en desventaja —.

— En rea- 

— Deja de molestar Moon — un pequeño peli gris salió detrás de unas puertas que prohibían el paso para clientes, luciendo ante los ojos de Jungkook terriblemente adorable con aquella chaqueta enorme y su mochila colgando en su espalda. — Nosotros nos vamos — dijo Park para luego jalar fuera a Jungkook quién aún seguía en trance.

Al estar caminando por las calles, el castaño pasaba su vista del perfil de Jimin a su mano entrelazada con el peli gris. Se sentía nervioso y cuando aquel sentimiento le albergaba solía hacer las cosas por impulso, así que zafo sin permiso el morral con los patines y se la colgó, dejando a Jimin sorprendido. 

Aunque Park se sintió muy cohibido al sentir la mano de Jungkook de vuelta a la suya.

— Decidiste esperar — soltó en un murmullo Jimin. 

— Claro. Oportunidades así no caen del cielo — respondió Jeon.

El peli gris soltó una risita. — Nunca sabré lo raro que puedes llegar a ser —.

— ¿Qué me conoces? — preguntó con una sonrisa juguetona.

—Bueno, sé que hablas con edificios — soltó divertido Jimin.

— Oh... yo, no recuerdo haberlo hecho —.

— Yo sí, fue una madrugada, hace unas dos semanas, supongo — el peli gris se encogió de hombros.

— ¡Ah! — Jungkook se vio avergonzado al instante. — Creo que mal interpretaste, solo estaba saludando mi nuevo hogar — dijo.

— Me quedó claro — respondió Jimin en pequeñas carcajadas.

Cuando llegaron a sus departamentos, soltaron sus manos sin quererlo hacer. Jeon miró profundamente el rostro de Jimin, este tenía sus ojos hechizados, eran tan bonitos que el castaño no podía apartar el gesto.

— ¿Quieres pasar un rato? — preguntó el más bajo.

— Es tarde

— No. Es temprano — respondió Jimin.

— Solo un rato, debes descansar — Jungkook entró después de Jimin.

El castaño se sentó en el sofá favorito de Jimin, este fue a su alacena, sacando de un pequeño refrigerador dos latas de soda, eso desilusionó a Jeon quien hubiera querido más cerveza.

— Y dime, Jeon Jungkook, ¿a qué te dedicas? — Park dio un brinco sobre el sofá frente el castaño. 

Meditó un poco mientras abría su lata. — Hmm por ahora a nada, solo entraré a estudiar, pero pronto buscaré trabajo y haré ambas cosas al mismo tiempo —.

Jimin asintió, con cierto brillo en los ojos, ya que podía observar cada detalle del castaño mientras le escuchaba hablar. 

— ¿Dónde vas a estudiar? — preguntó fingiendo no saber.

— Royal Academy — dijo.

— ¿Baile, canto..? — indagó. Sintiéndose aliviado al enterarse que si lo habían aceptado. 

— Canto — dio un trago a su soda y lamió sus labios nervioso.

— Te he oído un par de veces — confesó Jimin.

— Lo sé — rio Jeon y Jimin abrió sus ojos sorprendido.

— ¿Cómo que lo sabes? — preguntó.

— Hace unos días volvías a tu departamento después de sacar la basura, yo venía detrás de ti subiendo las escaleras y mientras cantaba tu mecías tu cabeza con una sonrisa en el rostro, parecías disfrutarlo —. 

Los colores llegaron hasta sus orejas.

— Deberían arreglar  ese tonto elevador — murmuró Jimin y Jungkook rio.

— ¿Tú a que te dedicas? — preguntó el castaño.

— ¿Yo? — Jimin se levanto del sofá. — Yo me dedico a bailar — aprovechando lo acalorado que estaba decidió hacer un pequeño espectáculo frente a Jungkook. Meneo su cadera con una sonrisita malvada mientras deslizaba su enorme chaqueta lentamente hasta dejarla colgando sobre su mano derecha. — ¿Ves? — 

Jeon casi se atraganta, viendo de nuevo la bonita silueta del cuerpo de Jimin.

— O sea que eres un teibolero — contestó con dificultad.

Park estalló en risas, tirándose de nuevo a su sofá.

— Así no se dice — reía sin parar. Jeon se felicitó mentalmente por decir aquella burrada, ya que pudo admirar en cámara lenta como los párpados de Jimin se convertían en unas hermosas medias lunas.

Su enorme sonrisa cautivó por millonésima vez su corazón y el castaño se halló admirando a Jimin nuevamente. 

— Dime entonces 

— Bueno, no soy un bailarín que cobra, ¿sabes? — dijo reincorporándose. — Creo que tú y yo no solo nos veremos mucho por aquí — dijo conteniendo una sonrisa de felicidad.

— ¿Por qué? — preguntó Jungkook confundido.

— Solo es un presentimiento — respondió el peli gris.

— Ah, ¿si? — Jungkook frunció su ceño. — Yo también tengo un presentimiento —.

— ¿Cuál? — cuestionó Jimin.

— Esta será nuestra primera cita, de miles — Jeon se puso de pie y acarició la mejilla del peli gris con devoción.

Park viajó en aquellos orbes negros, dejando que su corazón latiera con mucha fuerza, tanta que su pecho casi estalló cuando un beso fue depositado en su sonrojado moflete.

— Descansa — susurró Jimin, cuando vio al castaño cruzar su puerta.

Y es que ambos comenzaron algo que jamás podrían parar.

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𝗛 𝗜 𝗩 𝗘 𝗥 º 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗠𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora