Notas de amor. Jibaku Shonen Hanako Kun.

G

No puedo negar que las palabras que recién me había dicho resonaran tanto en mi cabeza, era tanto que ni siquiera recuerdo que el profe estaba gritando mi nombre en ese momento.

-¡_________!- el silencio del salón y el eco que hacía ese grito, me devolvió la vida. Observé al profesor por un instante y me levanté del asiento mientras hacia un reverencia en forma de disculpa. Por lo cuales solo suspiro. -Si te sientes mal puedes ir a enfermería o salir un poco.- él sabía que no era del tipo de alumna que no acataba órdenes de mis superiores, así que supongo que no se le hizo normal.

Agradecí el gesto volviendo a hacer otra reverecia, volví a sentarme y acomodar mi cuerpo para estar en la posición correcta. Tomé mi pluma y miré un poco la espalda de Amane.

Ah, no puedo creerlo. ¿Entonces mi esfuerzo por escribir esa nota sin ser descubierta al menos el primer día, fue en vano?
Suspiré.
Al menos quería que me buscara, que preguntara quien era, que se interesara en saber quien era.
En ese instante, Amane volteó a verme y sus ojos brillaban tanto como la estrella más brillante de la constelación Escorpio la llamada Antares.

Lo recuerdo, Amane. Ese día estabas muy emocionado. Llegaste tarde a clases y te veías agitado, habías corrido todo el tramo de tu casa hacia la escuela y aún así llegaste unos minutos tarde. Tu cara estaba sudorosa y tu cabello era un desastre, era un cabello rebelde. Ese aspecto de ti era raro, te veías como un chico descuidado y mi corazón explotó, tenías tantas armas con las cuales atacarme y mi pobre corazón siempre recibía esos ataques. No pude quitar mis ojos sobre ti, Amane. Pero puedo describir que tus ojos brillaban bastante y te veías tan feliz, no pude evitar no preguntar la razón del porque llegabas tan tarde. El profesor había sido llamado por lo cual había dejado el aula para saber cual era la razón de su llamado.

-Yugi, ¿por qué llegaste tarde? Pensé que te había pasado algo.- inflé un poco mis mejillas para hacerle saber que estaba preocupada, pero no pasó mucho para que las desinflara y pasara a dedicarle una sonrisa. Amane solo se sonrojó mientras me observaba arreglando su uniforme y cabello. Le ofrecí un pañuelo para que limpiara las gotas de sudor y me pagó con la sonrisa más linda y amplia que pude ver en él. Se rasco la nuca y procedió a explicarme porque llegó tarde.

-¡Verás!- soltó emocionado. -Leí este libro que habla sobre las constelaciones y no pude evitar quedarme despierto leyendo.- me explicaba mientras sacaba el libro y debo decir que no era nada delgado, al contrario, estaba bastante gordito ese libro, por lo cual me sorprendió de sobre manera. -¡Ah, no pude leer ni la mitad anoche! Pero oye, hoy si llegaré a la mitad.- sus ojos seguían brillando como si de la luna se tratase. -¡Por cierto, mira!- estabas buscando en el libro una constelación llamada Escorpio, para dar con un párrafo del texto que hablaba sobre Antares, la cual decía que era la estrella más brillante dentro de esa constelación. -Esta es la razón por la cual desperté tarde, ¿no crees que es linda? Por cierto... ver esta constelación me hace querer ir al espacio y verlos, ver todas las estrellas y sus derivados, ¡quiero ser un astronauta y conocer la luna!

Me miraste fijamente en ese momento y estabas tan cerca mío que no pude decir nada más, y mi unica acción solo fue sonrojarme tanto. Solo procedí a mover mi cabeza dando a entender un sí mediante el movimiento, dando a entender también que estaba poniendo atención.

Otro momento grabado en mi corazón.
Amane me contó sobre sus sueños.

"Estoy segura que lograrás ir a la luna."

La campana sonó haciendome regresar al presente dandome cuenta que era hora del almuerzo.
Vaya, de verdad tengo miedo, Amane mis sentimientos son todos tuyos, ¿qué pasaría si no los aceptas? ¿cómo me sentiré? Sé la respuesta a esas preguntas pero no quiero ni siquiera imaginarlas. No podía mirarte a la cara, no en este momento.
Sólo sentí que te levantaste de tu pupitre sin mirarme, puse mi cabeza sobre mis brazos en el pupitre, lo sabía, ibas a rechazarme. Me sentía tan triste por eso pero no quería que nadie viera mi cara en estos momentos.