Capítulo 01

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Actualidad

Me llamo Hotaru Blanco, tengo 7 años y curso primero de primaria, soy una niña solitaria y según mi mamá inteligente. Lo cierto es que soy Sailor Saturn, hace dos años lo recordé, diariamente entreno con mi mamá para no perder la forma, además, soy la primera princesa del inframundo. Mi mamá se llama Ana Laura Blanco, ella es la muerte en persona, tiene 17 años y cursa segundo de preparatoria, de mi padre solo se que se llama Dario y que tiene 20 años, no es que mi mamá no me hable de él, es que yo no quiero saber nada de ese hombre. Tengo a mi madrina, Alexandra, ella estudia con mi mamá y es a veces un poco despistada.

En cuanto a las chicas según Luna, que se mudó el día en que nací con nosotras, no se hablan después de mi muerte. Mamá Setsuna volvió a las puertas del Tiempo, Mamá Michiru y Papá Haruka regresaron a sus respectivos planetas, Lita abrió un restaurante en el centro, Mina es una cantanre famosa, Rei es manager y Ami es una famosa doctora. En cuanto al principe Endymion no murió, eso lo sé porque puedo sentir su aura, se que está cerca. La princesa vive con Seiya y eso es todo lo que se, ya que ese maldito echó a Luna a la calle.

Hoy es Lunes y me estoy terminando de arreglar para ir a mi nueva escuela, la Academia Star. Según cuentan es muy parecida a la antigua academia Mugen aunque sin Pharaon 90.

Ana: Luciérnaga, baja que se nos hace tarde.

Hotaru: ya voy mamá.

Ana: ¿Cogiste tu pluma de transformación?

Hotatu: Si- bajando las escaleras- estoy lista- con una sonrisa.

Ana: Bien, vamonos.

Cuando cumplí dos años nos mudamos a un departamento pequeño con dos habitaciones. Luna duerme en mi cuarto.

Hotaru: Hasta lugo Luna.

Luna: Hasta luego.

La academia queda un poco lejos pero como mi mamá y yo somos demonios llegamos muy rápido saltando por los tejados.

Al llegar era un edificio enorme y mamá y yo fuimos directo a la dirección, tocamos a la puerta y nos abrió una mujer muy hermosa de cabello y ojos rojos, con un vestido bastante corto, nos dejó entrar y vi a la última persona que quería ver en este mundo, Seiya Kou.

Secretaria: Señor Kou esta es la nueva que se quiere matricular- dijo con un tono de despresio que no pasó para nada desapersibido por las dos chicas allí presentes.

Seiya: Gracias Midoriko, tu debes ser Hotaru- dijo señalando a la pequeña niña que estaba a la derecha de su madre- y tu su hermana.

Ana: Corrección soy su madre- dijo con voz fría y seca, digna de la reina de los muertos.

Seiya: Wow, bien en ese caso seguidme.

Salieron de la dirección y dieron un recorrido por cada una de las instalaciones, les mostraron el horario de la pequeña y su clase.

Ana: Hoatru, ¿por qué no vas a tu clase?- dijo con una voz dulce y una sonrisa- tengo que hablar con tu director un momento- la pequeña solamente asintió aunque sabía que hablarían.

Seiya: Si quiere podemos ir a un lugar más privado- dijo con una sonrisa y desprendiendo lujuria hasta por los poros.

Ana: No ire a ningún lugar con usted- dijo fríamente y con el seño fruncido- y le aconcejo que deje de hacer esas cosas en la escuela o me quejaré con los del concejo de padres. Me retiro- dijo alejandose, antes de irse se despidió de su hija y salió rumbo a la prepa.

Seiya: Pero quien se cree- dijo molesto.

El día pasó normal para Hotaru de forma rápida, enseguida destacó en las clases, al llegar al recreo unos chicos se acercaron a ella.

Chico 1: Vaya pero si es la nerd- dijo uno de cabello rubio y ojos azules bastante delgado.

Chico 2: Si, se ve patética, parece un fantasma- dijo uno con cabello caoba y ojos verdes igual de flaco que el primero.

Chico 3: Basta ya, ahora niña danos tu comida- dijo un chico de cabello negro y ojos marrones bastante obeso. Hotaru iba a contestar cuando una voz muy conocida por ella los detuvo.

Niña: Kiuske- le dijo al primer chico-, Takeshi- le dijo al segundo- Motoki- le dijo al más obeso- basta, o se las verán con mi padre- los chicos la miraron con miedo y se fueron- que tontos, hola, me llamo Serena, pero todos me dicen Rini, ¿tú eres la nueva?

Hotaru: Si, mucho gusto Rini, me llamo Hotaru.

Rini: El gusto es mío, no te preocupes por esos tontos, no te volverán a molestar.

Hotaru: Gracias- dijo con una sonrisa- *si ella no hubiera llegado, posiblemente hubiese lastimado a esos chicos*

Rini: No es nada, oye, ¿quieres ser mi amiga?- preguntó a lo que la pequeña sailor de la destrucción solo asintió con una sonrisa- bien, ven, sientate conmigo.

Después de la merienda el día transcurrió normal, ya a la hora de salida Rini fue recogida por su mamá.

Cuando vi a la princesa me alegré en parte pero después toda esa alegría se convirtió en una opresión en el pecho. En su cara ya no había rastros de la chica alegre que solía ser y destilaba tristeza. Su cabello seguía siendo rubio y en sus ojos ya no había brillo. De pronto veo que ellas se están acercando a mi.

Rini: Mamá, ella es mi nueva amiga.

Hotaru: Un gusto conocerla señora, me llamo Hotaru Blanco- dijo haciendo una reverencia.

Serena: El gusto es mío Hotaru, me recuerdas a alguien que era como mi sobrina. Por favor llamame Serena.

Hotaru: De acuerdo, Serena.

Rini: ¿Tu mamá tarda en llegar?- preguntó.

Hotaru: No, ya debe...- fue interrumpida por alguien que la llamó.

Ana: Luciérnaga- dijo casi sin aire por la carrera y acercándose- lo siento, se me hizo un poco tarde.

Hotaru: Hola mamá, te presento a mi nueva amiga y a su madre.

Rini: Mucho gusto señora me llamo Serena, pero todos me dicen Rini.

Serena: Mucho gusto, soy Serena Kou.

Ana: El gusto es mío, me llamo Ana Laura Blanco, la madre de Hotaru. Vamos luciérnaga- dijo y ambas empezaron a caminar- ¿te dejaron mucha tarea?

Hotaru: No mucha, pero necesito que me ayudes con la tarea de arte.

Ana: Está bien, pero recuerda que luego tenemos que entrenar y buscarle- la pequeña solo asintió.

Mientras, en un lugar desconocido

Una figura masculina hablaba con lo que parecía ser una sombra.

Hombre: Mi señora, todo está saliendo según el plan, dentro de muy poco la galaxia será suya- dijo de rodillas.

Sombra: Eso espero, pronto, todo el universo me pertenecerá.

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora