《diecisiete》

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Christopher inspira con fuerza  y luego deja salir el aire de sus pulmones antes de anclar sus ojos al frente donde un montón de niños juegan entre sí con un balón de fútbol. Su cerebro no para de pensar que un año atrás él estaba sentado en esa misma banca en compañía de Danna. Su corazón todavía duele por su partida de la misma manera en la que dolió el día en el que por fin aceptó que ella se fue.

Una risita llena el aire y la piel de Christopher se eriza de golpe. Gira su cabeza a un costado y su corazón se hunde dentro de su pecho. Danna está de pie contemplándolo con una amplia sonrisa en los labios.

— ¿Dan…?—murmura él poniéndose de pie. —Danna…

Ella se ríe y se encamina en su dirección sin perder la sonrisa de sus labios. —Hola…—susurra y entonces los ojos de Christopher se llenan de lágrimas.—¿Por qué lloras, Chris…?

—¿Estás aquí, ángel? ¿De verdad estás aquí…?

—Si.—susurra y cuando Danna toma su mano el corazón de Christopher comienza a latir con demasiada rapidez. No se lo cree. Danna está de pie frente a él tomando su mano.

—No tienes ni idea de cómo te extraño.

—La tengo, Chris. Te extraño igual.—responde en voz baja.—He recibido todas tus notas…¿sabes?

—¿Qué?

—Todas y cada una de ellas, Chris…las he recibido cuando las escribes con tanto amor. Las he recibido cuando las relees para comprobar que no olvidaste nada importante y me encantan. Me encanta saber que estás bien…me encanta saber que eres feliz…que seguiste con tu vida y que estás haciendo las cosas que me hubiesen gustado a mi…estás viviendo por los dos y ese es el mejor regalo de vida que puedes hacerme…

—Dan…

—Y no estoy enfadada contigo, mi amor. Nunca lo estaría.—se ríe apartando las lágrimas de las mejillas del castaño.—Los ángeles no somos rencorosos, tú mismo lo dijiste…

—Te amo…—murmura entre lágrimas.—Para siempre. No importa dónde o con quien esté. Siempre te amaré…

Christopher la besa desesperadamente y Danna corresponde a su beso. El corazón del joven es un lío pero sin duda alguna es lo más bonito que ha sentido en el último año.

—También te amo, Chris. Eres el amor de mi vida, recuérdalo siempre…

Christopher abre los ojos de golpe. Inspira con fuerza y niega un poco. Su habitación está vacía y todo lo que es capaz de escuchar es su respiración agitada. Sus mejillas están húmedas, lo puede sentir. Se limpia las pequeñas lágrimas que recorren su rostro y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.

—Querido ángel, cuando estás en mis sueños se siente tan reales…solo así puedo besarte una vez más. Ven más a menudo. Te lo ruega…Chris.

QUERIDO AMOR DE MI VIDA, ERES UN ÁNGEL|Christopher Vélez (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora