La pesadilla regreso a su sueño como cada noche pero esta vez hubo una variación, los colores eran mas vividos que otras veces el negro era mas negro aun si cabe cuando la figura se acerco a ella no pudo mas que sentir pavor y miedo ante la muerte inminente en su sueño, antes de que la figura le tapara la cara pudo observar sus ojos, grandes y negros como el carbón que la hicieron sentir extrañamente en paz pese a lo aterradores que deberían ser.
Al despertar Leah no tenia fuerzas ni para sentir cansancio asique se limito a gastar la menor energía posible, se vistió con unos tejanos una camiseta blanca de asillas y una camiseta a cuadros de manga larga de color rojo, se hizo una coleta recogió sus cosas y se dirigió a la cocina donde su madre la esperaba para desayunar, su madre había preparado el desayuno hacía mucho pues estaba tibio ya en la mesa espero a que su hija terminara de comer y le propuso llevarla al instituto.
Una vez en el coche se pusieron los cinturones de seguridad y se incorporaron a la carretera secundaria que las llevaría a la general en dirección sur para ir al instituto, Leah se dio cuenta tarde de que su madre aprovecharía esos treinta y cinco minutos de trayecto para hacer un interrogatorio exhaustivo de la vida de su hija.
-Bueno, cuéntame ¿como te va en las clases? ¿ Has conseguido adaptarte a este nuevo instituto?-
-Llevamos ya casi tres meses aquí, si no me hubiera adaptado, te habrían llamado al teléfono o a la oficina para hacértelo saber ¿no crees?-
- Leah cariño, ya sabes a que me refiero… el tema de los chicos… -
- ¡Mamá! No voy a hablar de eso contigo-
- ¿Por qué no? Antes me lo contabas todo, eras tan mona de pequeña, ¿te acuerdas de Billy Swanson?, te gustaba mucho incluso te escapaste de casa para ir a su cumpleaños…-
-Mamá eso fue hace once años.-
-Si, pero me lo contabas, ahora apenas hablas conmigo de nada.-
-Te prometo que si me enamoro de alguien y me escapo de casa te lo hare saber ¿vale?-
-No te pongas sarcástica conmigo jovencita, aun sigo siendo tu madre y merezco un respeto-
-Lo siento, mamá- dijo dándose cuenta de que su madre se había molestado mucho por sus palabras- pero de verdad que no me pasa nada es solo que me cuesta un poco dormir por las noches, estoy cansada eso es todo.-
-Me preocupas cariño, si quieres visitar de nuevo al doctor Robertson no dudes en decírmelo, no debes hacer esfuerzos porque sino, volverán esas pesadillas horrendas y no queremos que eso pase ¿verdad?- dijo con una sonrisa.
Su madre se preocupaba mucho por ella, si supiera que esas pesadillas nunca se habían ido… no se perdonaría nunca el haberla arrastrado hasta este pueblo lejos de las atenciones medicas especificas que por otra parte no surtían efecto. Se pasaron el resto del trayecto en silencio, cuando llegaron a la entrada del instituto Leah le dio un beso a su madre y salió del coche en dirección a la puerta miro hacia atrás y vio a su madre alejarse con el coche, se quedo allí un rato después de que se hubiera ido mirando hasta que oyó una voz que la saco de su ensimismamiento.
-Vaya… asique la niña de mamá ya no va en autobús, que pasa ¿no le apetece a su majestad rodearse de la plebe?- dijo Keith.
Leah, cansada como estaba, se limitó a darse la vuelta y entrar, Sin embargo parecía que Keith no estaba dispuesto a dejarla en paz.
-Oh ¿acaso habré ofendido a la princesita? Ahora ni siquiera se digna a mirarme cuando ayer me espiaba hasta que fue descubierta y entonces empleó todo su arsenal de vocabulario soez contra mí-
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Los Límites del Amor
Roman d'amourLeah es una muchacha muy poco corriente con un pasado muy turbio. Keith es un chico oscuro y misterioso. ¿Eso va a unirlos... o a separarlos?