IV- Enojo y nervios.

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Supo por el entrenamiento de ayer que al dúo raro no le había ido para nada bien en un examen, así que debían volverlo a rendir ese día, por ende llegarían a eso de la noche.

Pero para Nishinoya, Tanaka y ella -quienes tenían más preocupados al equipo-, habían aprobado todos los exámenes. Sentía un peso menos sobre ella, pero ahora estaba el siguiente reto; La primer concentración antes del Torneo de verano.

Se ponía nerviosa cada vez que conocía a alguien. Le importaba la impresión que daba, en algunos casos. En otros simplemente se dejaba llevar y le salía bien, así que trataría de relajarse.

Estaba junto al vehículo que los llevaría hasta Tokio, había llegado de los primeros por venir con su hermano
-mala idea ya que la levantó tres horas antes de lo acordado-. Soltó un suspiro mientras cabeceaba un poco, esperando al resto.

Una presencia frente a ella la espabiló de un momento a otro.

—¡Yamaguchi, no aparezcas así frente a gente que no se lo espera!—esperaba que no hubiese gritado muy alto.

El peliverde se rascó la nuca apenado— L-lo siento, Hoshi-chan. Me dijeron que aprobaste todo.

—¡Sí!, ¿Puedes creer que saqué más de cuarenta en literatura?—su animo cambió a uno más feliz.

La sonrisa del chico le dio confianza— Eres inteligente, Hoshi-chan. Pero Tsukki estaba nervioso por tu nota.

De la nada, apareció un poste rubio de casi un metro noventa—Cállate, Yamaguchi.

—Lo siento, Tsukki.

Y ahí estaba el Tsukishima que le molestaba como trataba a las personas.

Trató de ignorarlo subiendo al autobús, pero la detuvo una mano en su hombro. Al girarse tuvo que mirar hacia arriba, alzando una ceja.

—Parece que tu cerebro si pudo retener la información suficiente para pasar el examen.

El poste simplemente subió al vehículo, dejándola con una expresión molesta. «Algún día le sacaré su sonrisa supieror con un pelotazo»

Casi prendiendo fuego todo, fue a los asientos del fondo, donde estaba Nishinoya levantando la mano. Habían acordado sentarse juntos. El castaño se movió del lado de la ventana con una mirada de la pelinegra que le dio miedo. Prefirió no preguntarle que le pasó, teniendo el pensamiento de que quizás lo mandaba a Tokio de una patada.

Tras pasar unas horas, habían llegado al lugar de la concentración. Su molestia y enojo por el rubio cuatro ojos había pasado, dejándola así más amigable y tranquila para el equipo, quienes también tenían miedo de dirigirles la palabra en el autobús.

Pero Shimizu se había encargado de despertarla. Al hacerlo, Hoshi creyó que estaba en el cielo al abrir los ojos y encontrarse con un ángel. Se recompuso al ver que se trataba de la mánager y la siguió junto con Yachi. Pero aún adormilada, pudo ver como un chico parecido a Tanaka pero con una cresta rara rubia se arrodillaba ante ellas.

—¡Ahora hay tres chicas!—logró leer perfectamente y supo que estaba gritando— ¡Una guapa, una linda y una hermosa!

Se sintió alagada interiormente, pero simplemente le dio una mirada confundida cuando apareció Tanaka, dándoles la espalda y haciendo imposible que supiera de que hablaban. Pero al parecer no era de importancia, ya que la chica con lentes la tomó de la mano al igual que con la rubia y la guió hasta donde Ukai les habías dicho que domirían. Acomodó sus cosas como pudo y se puso las rodilleras, corriendo a la cancha dónde estaban sus amigos.

Admitía que estaba algo nerviosa, pero no tanto como aquel día que conoció a su equipo. Al entrar, pudo ver a cuatro equipos, aparte del suyo. Inmediatamente, su estómago comenzó a molestarle, por ende se sentó junto a su hermano.

«¿Estás bien?» le preguntó con una mirada extraña, al ver que ella asintió, volvió a preguntarle «¿Quieres jugar?» negó instintivamente.

Sin embargo, miró el partido. Jugaban contra el Fukurodani, según le habían dicho. Se notaban que eran buenos, al igual que su capitán, cuyo aspecto le hizo recordar a un búho.

A los que más temía, era a los del Ubugawa. Ya había visto partidos de ellos y sus saques parecían que le romperían los brazos si lo recibía.

Pero unas horas más tarde, estaba algo cansada de tanto castigo que tuvieron al no ganar tantos sets. El maldito de su hermano no tuvo piedad, le habían hecho participar en los lanzamientos a pesar de que no había pisado correctamente la cancha.

Sonreía al ver como Hinata les cerraba la boca ante sus ataques. El dúo raro había aparecido a casi último minuto, sorprendiéndolos a todos con sus ataques. Ella reía silenciosamente al ver a los chicos tragándose sus palabras.

«Con que los de menos un metro setenta no sirven para voley, ¿Eh?».

Aunque no tenía idea del porque decían eso. Nishinoya era considerado el mejor libero en su secundaria, y también vio al libero del Nekoma, quien no le llegaba la altura a ella.

Su sonrisa se borró al ver las señas de Ukai.

«Mañana jugarás no importa qué».

Se bañó, se había pasado comiendo automáticamente, sin prestarle atención si quiera a Nishinoya que trataba de animarla, preocupando así un poco a todo su equipo, se cepilló los dientes y se sentó en el edredón con la misma expresión pálida, con la mirada de la rubia en ella. La pequeña le tocó el hombro, trayéndola un poco en sí.

—¿H-hoshi-chan?—la pelinegra emitió un sonido parecido a un zombie, Yachi se sobresaltó, pero a los segundos pensó que por algo sería la futura mánager del equipo de Karasuno, si no podía subirle el animo a la pelinegra, no se lo merecía, tomó aire y la agarró de los hombros, haciendo que la mirase— ¿Tienes miedo por mañana?— Saiko asintió algo temerosa— ¿No les quieres demostrar que eres mejor bloqueadora que todos ellos?— la pelinegra volvió a asentir, prestandole más atención— ¿Sientes que eres mejor que ellos?— La menor de los Ukai vaciló por unos segundos, para luego negar con una mirada triste, la cuál cambió a una de confusión al sentir dos cachetadas por parte de la rubia— ¿¡Cómo que no?!— a ese punto tenía miedo de responder— ¡Detuviste el ataque de aquellos dos!¡Los leíste rápidamente y ahora dices que no eres mejor!—la de ojos marrónes pestañeo dos veces, nunca la habían visto así y le sorprendió que encuentre el punto justo para mover los labios de manera que ella entendiese—Mañana quiero que entres a esa cancha y los dejes con la boca abierta ¡¿Está bien?!

Su mirada cambió totalmente a una decidida. ¿Por qué había estado nerviosa?, solo eran chicos al igual que ella jugando lo que más amaban; el voley. Sonrió con egocentría, asegurándole a Yachi que lo cumpliría.

Escucharte || Haikyuu!!  [Kei Tsukishima] ACTUALIZACIONES LENTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora