XVIII- Los tres días.

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La última vez que recordaba que estaba muy nerviosa, fue cuándo tenía 9 años e iba a su primer visita al dentista

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La última vez que recordaba que estaba muy nerviosa, fue cuándo tenía 9 años e iba a su primer visita al dentista. El sonido que provenía de dentro del consultorio del dentista, la hacía temblar, inclusive hasta la actualidad. Es decir, el maligno sonido de una máquina puntiaguda perforar tus dientes era algo que simplemente podía asustarla al igual que una película de terror, incluso más.

El nerviosismo estaba por el cielo, no soportaba a las vendas ni tampoco quedarse tan quieta en un lugar. Pero su operación había sido hace tres días, los cuáles el doctor dijo que los resultados del reposo estarían por verse.

Sin embargo, ella no podía estar en un mejor punto de su vida en un hospital. Le daban lo que quería, desde golosinas hasta comida que ni Ukai y su madre le darían. Sin embargo, recordó como estaba las horas anteriores a su entrada al quirófano.

—¿No estarás aquí cuándo me saquen las vendas, cierto?

Keishin río ante el rostro de susto que traía—No, pero de igual forma sabrás sobrellevarlo, estará mamá.

—Voy a morir.

No era que su madre y ella no se llevaran bien, pero simplemente tenía como figura tanto materna como paterna a su hermano mayor. Habían sido así desde pequeños.

La palma de la mano del rubio acarició la cabeza de Hoshi, transmitiendole calma—No va a salir nada mal, ya escuchaste a la enfermera, son sólo 4 horas allí dentro.

Aquello sí tranquilizó de sobremanera a la pelinegra. Anteriormente creía que la operación llevaba un día, pero en realidad solo eran cuatro, o inclusive menos, debido al equipamiento de máquinas que tenía el hospital de Tokio.

—¡Pero no estaré en el partido contra el Shiratorizawa!

Una mano tocó su hombro, sobresaltandola. Al dirigir su mirada, se encontró con un hombre canoso y alto, que tenía una sonrisa serena.

«Si reposas bien, si podrás»

De igual forma, las vendas que tenía eran molestas, pero haría cualquier cosa para tratar de ir a las nacionales, se enteró que del metro desde el hospital a la cancha eran aproximadamente 30 minutos, así que estaba preparada.

Su madre, quién no se había ido de su lado, se encontraba tejiendo en ese momento. Los tres ansiosos días ya habían pasado, y según el doctor, podrían sacarle las vendas ese día.

Dos golpecitos en su rodilla la hicieron levantar la vista de la consola. La mujer estaba hablándole.

«¿Volverás a Tokio luego de esto?»

Soltó un largo suspiro mientras negaba con la cabeza. Allí estaba de nuevo, desde que se había mudado con su hermano, su madre no había dejado de insistir en que volviera con ella a Tokio. Le sorprendió que durara más de un día sin decirle nada.

Escucharte || Haikyuu!!  [Kei Tsukishima] ACTUALIZACIONES LENTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora