The radio demon's Angel (TRADUCCION)

Capítulo 1: convocado

El radio demonio.

El demonio de la radio. El demonio más poderoso y temido del infierno... Que los demonios no se atrevían a tocarlo sabiendo muy bien que perderían la vida, ¿lo que hizo que fuera aún más difícil hacer un trato con alguien que tan fácilmente podría quitarles la vida?. No es que estuvieran equivocados, pero hizo falta algo más que una mirada para causarles la muerte en su mano.

... Sin embargo, eso no excluyó a los humanos de convocarlo. No se molestó en hacer tratos con ellos, serían demasiado débiles para manejar el dolor que venía con su magia al hacer tratos y aún más para llevar a cabo cualquier exigencia que tuviera de su parte. En realidad, no tenían nada que él quisiera, pero eso no significaba que no pudiera hacer tratos para cobrar más tarde.

En las múltiples veces que había sido convocado, a menudo se encontraba en un sótano rodeado de adolescentes aterrorizados que no habían pensado que su pequeña invocación realmente funcionaría y ver un demonio en la vida real, bueno, era más de lo que su las mentes frágiles podían manejar.

Algunos, aunque raros, fueron valientes... durante los primeros segundos porque sabían que Alastor no podía abandonar el círculo a menos que lo permitieran... pero eso no significaba que el wendigo no pudiera matarlos desde el círculo. Le encantaba esa mirada en sus ojos... la mirada que tenían todos los demonios cada vez que él se le acercaba, esa mirada por la que vivía y que disfrutaba.

Temor.

Miedo en sus ojos, oh, fue glorioso cuando mató a uno de sus camaradas y la expresión en sus rostros... La forma en que sus ojos se abrieron al darse cuenta de que uno de sus pequeños secuaces acababa de morir y que esto era realmente real. La forma en que el color desapareció de sus caras y cómo sus cuerpos temblaron, pero sobre todo, la forma en que intentaron escabullirse fue como si fueran pequeños ratones. Pero en el fondo sabían, sabían que su destino pronto serían igual al de su compañero.

Oh, de hecho fue una verdadera maravilla saber que no podían escapar de él. Incluso cuando habían intentado huir, Alastor simplemente envió a sus sombras a buscarlos y los mataba, siempre regresando al infierno en la sangre de un humano y teniendo que lidiar con la limpieza, lo que detestaba.

Aunque estos eventos fueron divertidos al principio... con el tiempo se habían vuelto... molestos. Recordó un momento en que se había encontrado en medio del bosque por la noche, rodeado de lo que parecía ser un culto. Casi se echó a reír cuando uno de ellos le ordenó... sí, le ordenaron al demonio de la radio... que obedeciera sus órdenes. No iba a perder mi tiempo en eso, así que rápidamente decapitó al hombre que sus camaradas consideraban líder y pronto ellos siguieron su horrible destino.

Esa había sido la última vez que lo habían convocado en unos pocos meses como máximo. Fue un alivio no tener que ser molestado durante cualquier actividad que estuviera haciendo, solo para tener que lidiar con un grupo de adolescentes con cara de granos, aunque siempre le gustaba ver el miedo en sus ojos...

Pero ahora también se había vuelto aburrido...

predecible. Así que ahora contaba cada día que pasaba en el infierno mientras trataba de encontrar algo interesante que hacer... Algo para alimentar su creciente aburrimiento, una de las pocas cosas que despreciaba. Juró en su segunda vida que pronto moriría de aburrimiento... no sabía que las cosas cambiarían poco después de ese día.

Había sido un día normal, tan normal como se podía conseguir en el infierno. Ah, sí, Alastor estaba ocupado con otra de sus famosas transmisiones por las que era tan conocido. Se paró en su habitación "especial", que resultó ser el sótano. Las paredes y el piso estaban negros con pequeñas cantidades de luz que colgaban del techo mientras cada rincón de la habitación sostenía un micrófono para capturar los encantadores gritos torturados que le rogaban a Alastor.