Amane

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Narra Amane

Me levanté de la cama con un dolor punzante en mi cabeza, — sí que me dieron una buena golpiza — me dije a mi mismo mientras hacia una mueca y desviaba mi mirada a mi mano, se encontraba vendada, la imagen de Teru cruzo mi cabeza, de no haber llegado ni quiero imaginar donde y como estaría. Me senté con dificultad en la orilla de mi cama, —¿Tsukasa?— pregunte, su mochila no esta, lo más seguro es que no está en casa y fue a trabajar, toque mi nariz rota, en este momento no estoy en condiciones siquiera de caminar.

Que deprimente, estar tirado en la cama sin la capacidad de hablar y solo poder escupir sangre, cerré cansado mis ojos, mi respiración era lo único que podía escuchar en la habitación. El molesto ruido de alguien tocando la puerta de madera resonó por la vacía casa, - ¡Amane, soy yo Teru¡-, Teru, me levanté con dificultad soltando gemidos y quejidos, salí de mi cuarto con algo de dificultad,  ¿Desde cuándo las escaleras son tan largas?, parecían infinitas, trague saliva y empecé a bajar las escaleras con dificultad, ¿qué no madre había vuelto?, escuche la puerta abrirse y la melancólica voz de mi madre saludar a mi novio. Sentí mi cara arder de vergüenza, pensé en Teru como mi novio, sacudí mi cabeza de un lado a otro ignorando el dolor de mi cuerpo.

Antes de poder seguir bajando las escaleras unos pasos resonaron en los escalones de madera, la silueta de Teru se asomó en las escaleras, al verme su rostro cambio, sus ojos me veían con miedo, su boca está abierta, y en poco tiempo subió de una manera bastante apresurada las escaleras, - te pudiste caer - me reprimió cuando llego a mí y me cargo como lo hacen usualmente los príncipes con las princesas en las películas y cuento. Evite contacto visual con aquel alfa que me está cortejando, mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho, podía sentir a mi omega ronronear y mis mejillas arder. La suave risa del Minamoto mayor hizo que frunciera mi entrecejo, se estaba burlando de mi acaso. 

Me volteo para confrontarlo, abrí mi boca, pero la cerré de golpe al verlo con un lindo sonrojo en sus mejillas y una gran sonrisa marca Minamoto, mi corazón se derritió, ese chico tan atractivo, considerado y amable, ¿En serio es mi alfa?. Oculte mi rostro en su pecho y me resigne en reprocharle que se riera, ya que lo más seguro era que estaba apenado al igual que yo, estrujé su camisa con mi mano en su pecho mientras él subía con calma hasta mi habitación, la cual compartía con Tsukasa.

Al llegar solo sentí como se detenía de forma brusca, levante mi mirada a su dirección, -¿Qué ocurre, Teru?- pregunte al verlo con el ceño fruncido, olfateé mi habitación, -¿Es porque mi olor eta combinado con el de Tsukasa en el cuarto?, ¿acaso estás celoso?-, ante mis preguntas que más se oían como afirmaciones un ligero sonrojo se apoderó de sus mejillas y desvío su mirada. Se acercó ala cama que se encontraba con una fina y delgada sabana azul cielo hecha bola en la esquina dando a entender que era donde estaba acostado anteriormente, me deposito delicadamente en el suave colchón. Se arrodilló a mi lado de forma en que nuestras miradas coincidían, sus hermosos ojos azules mostraban tristeza y arrepentimiento, -No fue tu culpa- dije con firmeza y brindándole una pequeña sonrisa lastimera, -Perdón, Amane -, sus manos se acercaron a mi rostro enmarcándolo con esas grandes manos, empezó a acariciar mis mejillas tiernamente y con delicadeza.

El olor reconfortante y adictivo de Teru empezó a adormilarme, poco a poco, empecé a sentir mis parpados pesados otra vez, aun cuando no tenía mucho tiempo había despertado, no supe exactamente cuando quede completamente sumergido en mi sueño, lo único que se es que Teru esta a mi lado, y que eso suficiente para saber que estaría bien,  sé que él me defendería de cualquier cosa.

Desperté en medio de la noche, con la oscuridad cubriendo mi habitación, y la sorpresa de sentir un par da fuertes brazos abrasándome, por un momento y de forma ingenua pensé que se trataba de Teru, pero el olor a patatas dulces era apenas perceptible, ya que era opacado por un empalagoso olor a chocolate, fue ahí que comprendí, que Teru se había marchado hace tiempo, y que los brazos que me rodeaban y apretaban tan posesivamente solo podían pertenecer a una persona. Mi mirada decayó en el rostro de alguien casi idéntico a mí, claro que si no fuera por el hecho que  él era más masculino y que era más alto que yo, Tsukasa.

No pude volver a conciliar el sueño otra vez, aunque supongo que estaré bien, no sería la primera ni la última noche que sufría de insomnio por culpa de cierto hermano menor alfa posesivo. No mucho después de mi despertar los primeros rayos de sol empezaron a colarse por la ventana junto a mi cama, con cuidado y lentitud, quite el brazo de Tsukasa para poder sentarme e el borde mi cómoda cama.

Empece el día algo pensativo, ya que no recordaba cuando se había ido Teru, ¿se habría cruzado con Tsukasa?, eso ya no importaba, ya había pasado y unque hubiese sido así él no lo podría cambiar. Entre por la salida del jardín de la escuela, cruce el pequeño sendero de vegetales y flores hasta estar en los pasillos de la prestigiosa academia Kamome, mi querido hermano se había quedado dormido y, aunque trate persistentemente de despertarlo, no lo conseguí. Y para empeorar mi condición, tuve que cambiar mi ruta habitual  porque había habido un terrible accidente en esta y tuve que tomar otra ruta, así que termine perdiéndome un poco y teniendo que entrar por la entrada trasera del club de jardinería.

Llegue a los casilleros y cambie mis  zapatos por mis habituales uwabaki, me sentía cansado de sobre manera, y las heridas de hace un día no ayudaban, solo espero que ese día en particular no empeore más.


Perdón por no actualizar en un buen tiempo, pero he tenido ciertos inconvenientes como el hecho de que me quede sin cel, ya que se murió su batería, pero ya regrese, no con mi teléfono pero si con mi lap. Así que empezaré a ser más activa 


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Estupido AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora