Vivir con dolor

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Era principios de primavera, las flores se mecían con el viento, el sol irradiaba calor y Amane caminaba tranquilo por una plaza cercana a su trabajo. Había pasado un par de semana desde que se peleó con su pareja potencial. Ni Teru, ni el mismo habían dado indicios de reconciliación.

Tsukasa parecía adorar eso y se apegaba a su hermano, Tsukasa sabía que ese rubio teñido no era el indicado para su Amane. Su bello Amane, pequeño en estatura, con un sedoso cabello chocolate, y por sobre todo ese dulce olor reconfortante a donas caceras.

Ese caluroso día de verano ambos gemelos paseaban por la plaza con un cono helado cada uno, Amane había peinado con un broche, algunos mechones molestos y portaba unos shorts cortos negros acompañados de una camisa anteriormente perteneciente a Teru.

Con el paso del tiempo el omega no supero al alfa, no como hubiera esperado Tsukasa al menos, puesto que se la pasaba aferrado a las prendas que tenía del alfa. Obviamente, Tsukasa robaba y tiraba algunas prendas, pero siempre volvían a aparecer en el armario de Amane.

Mientras vagaban se encontraron con cierta albina que se acercó emocionada al par. Amane no estaba particularmente emocionado de ver ala beta, ella realmente quería que el rubio y Amane formaran una manada, lastimosamente Amane era muy malo a la hora de pedir disculpas, y para eso ella estaba ahí.

Hace unas semanas Kou la llamo, y junto con Mei y Mitsuba llegaron ala conclusión de que no podían soportar la depresión de Amane, y es que el olor a omega triste era bastante deprimente. Al parecer Teru se la pasaba de mal humor o decaído, y lo único que lo animaba era Tiara o escuchar a Kou hablar sobre Amane, eso según las palabras de Kou.

Es por eso que esa tarde decidieron juntar a ambos, Sakura fue al rescate a petición de Yashiro, ya que desde que Amane y Teru rompieron Tsukasa ha estado pegado como un chicle a su gemelo y Sakura ya tenía suficiente de solo soportar a Natsuhiko. El plan era simple, Sakura y Mitsuba llevarían a Tsukasa a una librería con la escusa de comprarle un libro de astronomía a Amane.

- Habías mencionado que querías regalarle algo a Yugi-san para animarlo - recordó Sakura calmada, - acaban de abrir una librería, lo más probable es que encontremos algo - termino de hablar con semblante estoico hasta el final la alfa.

La peli verde había acompañado a Tsukasa un poco lejos del gemelo mayor que hablaba animado con sus amigos. Tsukasa miraba curioso y calculador la propuesta de Nanamine. Sabía bien que un libro nuevo de estrellas animaría a su hermano, y tal vez un peluche de algún tipo de dinosaurio en la tienda de juguetes cerca de la estación del metro.

- Está bien, solo le avisaré a Amane - menciono resignado de dejar a su amado gemelo.

- Amane - soltó en un fuerte chillido cerca del nombrado - Sakura quiere que la acompañe a hacer algunas cosas de alfas - menciono con una sonrisa falsamente cortes.

- Ah, está bien. De todas formas, Yashiro y yo acompañaremos a Kou a comprarle algo a su hermanita.

Tsukasa entrecerró los ojos soltando un gruñido de advertencia al rubio menor. Se acercó a su hermano y lo envolvió en su fuerte olor a chocolate amargo. Amane se dejó impregnar del olor, aunque estaba algo incómodo de oler tanto a su hermano.

Al dejar de visualizar a Tsukasa y Sakura que cruzaron la esquina, el omega se volteó al grupo y le pidió amablemente ala albina que le quitara el olor de su hermano con sus feromonas neutras.

- Está bien así, Nene-chan.

Una pequeña y dulce sonrisa apareció en los labios de Amane, acaricio maternalmente los cabellos blancos de la beta. Avergonzado por su acción instintiva, Amane tosió y desvío la mirada avergonzada.

- Bien, ¿a dónde quieres ir, joven?.

Kou sonrió entusiasta y los guio hacia la residencia Minamoto. Una pintoresca casa estilo tradicional bastante imponente. Claramente, no se parece en nada al pequeño departamento en el que vive con su familia, piensa Amane mientras entra y es recibido por una pequeña rubia que lo abraza y envuelve todo su torso con su cuerpo.

Amane ríe divertido y enternecido, estar cerca de cachorros siempre lo anima. Se pregunta si tuviera cachorros con Teru, ¿se parecerían a Tiara?. 

- Cuanto tiempo, Tiara-chan - saludo dulcemente ala rubia.

Amane desprendía esa imagen del estereotipo perfecto de omega masculino que pocas veces se puede ver. Es bonito, dulce, delicado e inteligente. Un aló rosa parece emanar del cuerpo de Amane y el olor calmante del omega recuerda a una tarde lluviosa con donas y chocolate caliente.

- Te extrañé mucho, Amane-san - lloriqueo Tiara, con lágrimas en sus zafiros.

- awww, yo también - respondió Amane abrazando más fuerte ala rubia.

Yashiro los miraba enternecida y conmovida, estaba segura de que Amane sería una gran madre.

Amane se llevó a Tiara cargando hasta la sala de estar de la familia, tomo asiento en el sillón más grande. Tiara se acostó en el sofá, dejando descansar su cabeza en el regazo de Amane. El omega acariciaba ala pequeña Tiara, ella todavía olía a leche y tenía pegado el olor de sus hermanos.

- Bueno, ¿qué es lo que querías habla, Kou? - pregunto tranquilo y paciente.

- Bueno, la verdad es que no vas a hablar conmigo.

El rubio parecía nervioso. La puerta principal se abrió, y la grave voz de Teru diciendo "estoy en casa", calo algo dentro de Amane. Amane se estremeció en su asiento y miro nervioso la entrada de la sala, por donde se asomó el mayor de los hermanos Minamoto.

- Amane - menciono perplejo Teru al chocar ambos miradas.

Los azules ojos de Teru brillaron en arrepentimiento, sabía que trato como un objeto a Amane, pero en su defensa, fue por instinto.

Amane lo miraba como si estuviera viendo a un fantasma. Quizás estar en la casa y detectar el protector y encantador olor de Teru lo estaba afectando.

- Teru - menciono en un suave murmullo, como si tuviera miedo que con solo decir su nombre se desvaneciera.

Me tardé en publicar, lo sé. Pero ninguna historia está realmente abandonada. Hasta la próxima. Besos~.


Estupido AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora