¿Qué seríamos si no idealizaramos a las personas?
El concepto que tengo por nefelibata, el cual me encanta adaptar a mi gusto, es: "persona cuya existencia se basa en fantasías, idealismo, secuencias o circunstancias que sólo pasan en su cabeza" y sí, podría decirse que es como una enfermedad mental, pero esto no llega a serlo.Ya hablé acerca de el poder de nuestras mentes y de las limitaciones que nos inculcan de niños pero, ¿de dónde viene esta sed de idealizar todo lo que vemos? Desde mi perspectiva, todo lo que veo, siento, toco es procesado y romantizado, literalmente romantizo, si es que esa palabra existe, todo en mi cabeza. Podría decirse, también, que es un don y una maldición el ser —y sentirse— nefelibata. Todo parece cuadrar..., pero sólo aquí dentro.
Y duele. Duele ser víctima y protagonista de la película montada en tu cabeza. Duele tener la llave que abre la puerta y no saber cómo cerrarla. Duele ser parte de algo y a la vez nada, sólo porque cometiste la acción involuntariamente —o voluntaria— de idealizar a aquella persona, cosa o ser que, al final, resultó ser la nada misma.
Pero una vez me dijeron, y claro que voy a ponerle guión:
—¿Qué seríamos si no idealizaramos a las personas?
Y yo respondí, inocente, un "nada". Pero la verdad es que, como todas las verdades, esa respuesta tiene doble sentido. Seríamos nada y a la vez todo. Seríamos dos puntos extremos, como el vivir y existir: completamente contrarios pero unidos por una ínfima línea.
¿Qué es idealizar? Según el concepto que tengo, se podría decir que es otro tipo de arte, o al menos así lo siento. Es nada y a la vez todo. Es no abstenerse a algo fijo y real y pensarlo todo. Es no creer en nada y a la vez creer hasta en lo intangible.
Se trata imaginar situaciones que podrían pasar, pero con el detalle de que esto es más íntimo, es más personalizado, es decir: esta persona es... (y rellenamos el silencio con algo que deseemos)
Ahí está el todo y el nada. No decimos nada, pero sentimos todo. Idealizamos, pero, ¿qué idealizamos? ¿Acaso estamos pidiendo a gritos a alguien que complete el formulario de "persona perfecta" o estamos tratando de ser más vivos que la misma vida?
Desafiamos al destino, al universo, creyendo que podemos ponernos a la persona deseada en frente cuando, simplemente, tenemos a un don nadie que se vuelve todo en unos simples pensamientos.
Entonces, ¿qué seríamos sin idealizar a las personas, para concluir? Y no lo sé. La verdad, la pura verdad, es que pensamos y deseamos que las cosas sean tal y como lo sentimos, y eso es claramente imposible.
Entonces..., ¿qué mierda seríamos si no idealizaramos todo lo que se mueve? ¡Seríamos nada y a la vez todo! Seríamos minuciosos y frívolos, estaríamos midiendo nuestros pasos y viendo la verdadera faceta de la vida y todo perdería su sabor.
Nefelibata. Un don y una maldición para mí. Vivo en mi cabeza, idealizo y creo imágenes y situaciones que, tranquilamente, podrían no existir. Es complicado, complejo, pero puede manejarse y medirse. Todo depende de cómo se mire.
Idealizar a las personas es algo común, y muchas veces nos comemos una decepción por ello, pero, ¿qué seríamos si no idealizaramos? Ahí va la pregunta nuevamente. En este caso, seríamos un juego que no tiene ningún sentido, o perderíamos el sentido jugando...
Si algo bueno puedo rescatar de esto en mí y en todos es que me lleva a sentir cosas fuertes, y, si me permiten elegir, entre sentir y no hacerlo elijo sentir. Sé que el mundo no está preparado para eso y eso me hace ser parte de algo, parte de ese porcentaje de personas que sienten sin miedos, sin restricciones; idealizan, sí, pero lo hacen de la manera más bella y viva que existe, porque no todo lo bello tiene que ser bueno, y no todo lo malo tiene que ser oscuro y sombrío. Todo es posible en esta vida, y lo he corroborado con el correr del tiempo.
Entonces, ¿qué seríamos si no idealizaramos a las personas? ¡No seríamos personas!
—Noah.
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Lágrimas embebidas en licor
Historia CortaEsta es una historia en proceso; no surge de ideas, surge de aprendizajes, vivencias, y trato de plasmar la historia de una chica, yo, en el vasto intento de dejar un mensaje a aquellas personas que han olvidado su objetivo en el mundo: ser felices.