𝓣he french library ⊰⸻ Anthony Bridgerton

Un

The French Library 

───── ❝ chapitre un ❞ ─────

ANTHONY NECESITABA URGENTEMENTE AQUEL LIBRO QUE SU MADRE NECESITABA. 

Había buscado en casi todas las librerías y no encontraba ni una sola copia del libro, había buscado en la librería del señor Berrycloth, del señor Whiteburry y del señor Fizgeralt.

 Empezaba a preocuparse, ya que su madre había dicho que eran de suma importancia. Anthony empezaba a poner ansioso y sus manos empezaban a sudar, tenía esa mala maña de preocuparse por todo y mantener todo en orden. 

Iba en el carruaje con la cabeza afuera, esperando ver alguna librería por la calle.

Para su suerte, si había una. Se llamaba "La librería francesa", el pidió al chofer que se detuviera, para después bajarse casi corriendo. Cuando entró pudo oler ese distintivo olor a libro nuevo, lo cual lo alegró.

Buscaba con la mirada a alguien que le pudiese atender, pero sólo vió a un señor de edad avanzada sentado en una de las largas mesas que se extendían por el salón.

"Buenas tardes Señor. ¿Podría ayudarme a encontrar un libro?" saludó tratando de llamar la atención del viejo, quien se encontraba sumergido en la lectura. "¿Disculpe, Señor?" trató de tocar su hombro, pero el hombre reaccionó antes. 

"Buenas tardes Señor, discúlpeme usted. Estos últimos días mi audición no ha estado muy bien" se acomodó sus grandes lentes y lo miró atentamente, para identificarlo. "¡Por dios! Vizconde Bridgerton, no lo reconocí" dijo el viejo riendo, parándose al instante para hacer una reverencia.

"No es necesario, no se preocupe" dijo apenado, al parecer todo mundo lo reconocía por sus prominentes patillas, se las había quitado hace unos cuántos días. "Necesito encontrar este libro, mi madre me lo pidió de urgencia" Sacó un pedazo de papel que decía el nombre del libro, se llamaba "La dama de Shalott".

"¡Está de suerte, Lord Bridgerton!" exclamó con júbilo. "Justo lo tenemos en la imprenta, ya lo han de tener listo. Si gusta puede pasar, es en la puerta izquierda". El joven vizconde caminó rápido hacia la puerta y la abrió sin tocar.

Cuando la abrió, vió a una joven mujer en ropa interior, quien estaba imprimiendo un libro.

"¡Oh por dios!" Gritó para después girarse, con las mejillas sonrosadas. "¿Podría preguntar el por qué se encuentra en esa situación, señorita?" dijo con los ojos muy abiertos, esperando alguna buena razón para excusarse.

"¡Lo siento tanto!" fue lo único que pudo decir la joven antes de esconderse detrás de la imprenta. "Aquí adentro hace mucho calor y como nadie entra aquí, lo hice" dijo aterrada, nadie iba a la imprenta, sólo iban los trabajadores (los cuales le habían dejado todo el trabajo a ella) y el señor Santori. Se encontraba sola en ese momento y se quitó sus ropas para refrescarse un poco.

"Además, ¿No debería estar en su hogar, señorita? Este tipo de trabajo no es digno para alguien como usted" dijo Anthony escandalizado, usualmente, quien trabajaba en una imprenta eran hombres.

"Es mi trabajo mi lord, a esto me dedico" salió de su escondite y se puso sus ropas. También se secó su cara con esta, ya que estaba chorreando de sudor.

Anthony se volteó, con los ojos cerrados. 

"Ya me puse ropa, mi lord, ya no tiene que temer" dijo sonriendo, sí le daba pena, pero le parecía una situación muy chistosa.

Los abrió poco a poco, inseguro de las palabras de la mujer. Dorothy, cómo se llamaba, miraba esperando a que el vizconde dijera algo. ¿Por qué había venido aquí?

"El señor me dijo que aquí podría encontrar el libro que busco, es ese precisamente" señaló el libro rojo que estaba sobre la mesa, la chica lo agarró y se lo dió.

Al momento de recibirlo, Anthony pudo ver las maltradas manos de la joven, tenían rasguños, piquetes, moretones y ampollas.

Y no pudo evitar sentir pena por ella.

"Bueno, le agradezco señorita y le pido nuevamente disculpas" dijo cuando salió de su trance e hizo una pequeña reverencia, para después salir.

Dorothy devolvió el gesto junto con una sonrisa.

Qué memorable primer encuentro.