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Había pasado un buen tiempo desde que todo Hogwarts vio lo que en las paredes estaba escrito.

Muchos estudiantes comenzaron a ser petrificados.
Afrodita sabía que la cosa que la mató a ella y Myrtle había regresado y que era la culpable de todo esto.

Estaba sucediendo de nuevo, y sí no se daban prisa, alguien moriría de nuevo.

La fantasma estaba en su baño, cerró sus ojos y pudo recordar su vida antes de morir.

—¿Qué quieres hacer el fin de semana? —preguntó la castaña mientras caminaba junto a un chico—. Estaba pensando en que podríamos quedarnos aquí y... ya sabes.

—¿Los dos solos? Sabes que no me gusta el contacto físico —respondió el mayor mientras rodaba los ojos.

—Sí, lo sé, pero pensé que te gustaría, ya que me gustas y yo a ti también, o eso creo —susurró mientras se detenía.

El chico al notar esto se detuvo y caminó hacia ella.

—Afrodita, claro que me gustas, pero no me gusta el contacto físico —respondió fríamente.

—Lo sé, pero lo que aún no entiendo es por qué no me haz pedido que sea tu novia —exclamó la chica—. Llevamos saliendo por más de dos meses, y aún nada.

—Aún no es el momento —Afrodita estaba por volver a hablar, pero el chico la detuvo—. El fin de semana estaré ocupado, así que no me busques.

Volvió a abrir los ojos y frente a ella se encontraba Myrtle.

—¿Estabas llorando? —preguntó la chica.

Afrodita frunció el ceño y se tocó las mejillas, sin darse cuenta había botado algunas lágrimas, se limpió rápidamente la cara y negó con la cabeza.

—No, nada que ver, simplemente me ardían los ojos —mintió y se fue flotando de ahí, no quería hablar sobre sus sentimientos con Myrtle, no confiaba mucho en ella sobre ello.

Se dirigió al gran comedor, muchos alumnos estaban asustados y otros preocupados, y era de esperarse, ya que varios de sus compañeros habían sido petrificados, y aún no había el antídoto para revertirlo, ya que las mandrágoras aún no maduraban del todo.

La castaña podía notar cómo varios profesores o fantasmas trataban de calmar a los alumnos, quienes se ponían a hablar sobre sí hacerles caso a sus padres y dejar Hogwarts o no. Era una complicada decisión, Afrodita en su situación no hubiera sabido qué hacer, ya que de seguro sus padres habrían decidido por ella.

Siguió flotando por el lugar hasta llegar a la mesa de los Slytherin, ahí pudo notar cómo varios de los niños de segundo año hablaban sobre que el padre de Draco Malfoy iba a encerrar a Hagrid por ser el único sospechoso en las petrificaciones.

—¿Están seguros que es Hagrid? —intervino la fantasma.

—Eso dice Malfoy, aunque debe ser cierto, sí la primera vez fue por su culpa —respondió un niño—. Tú debes saberlo más que nadie.

La castaña abrió la boca algo sorprendida, aún se le hacía raro que la gente le recordara cómo murió y por quién, la hacía sentir extraña.
Les sonrió a los niños y salió de ahí lo más rápido posible.

Flotó hasta llegar a un pasillo donde nadie pudiera verla, comenzó a llorar al recordar todo lo que se tuvo que perder por haber muerto. Su primer amor, su graduación, sus padres, todo lo perdió por ir ese día al baño.

Volvió a cerrar los ojos, quería recordar más cosas.

—¡Hey! —llamó la chica, corrió hacia el pelinegro y lo abrazó—. Creí que ya no vendrías.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2023 ⏰

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