Prólogo

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Del corte manaba la sangre tan roja y llena de vida, abandonando su cuerpo en un reguero fijo y sin pausa.

Sus manos atadas no podían hacer nada por evitar el escape de su vital fluido, sus ojos en cambio, seguían sin poder evitar el continuo abandono del líquido. El flujo era hipnótico para Maika, no podía apartar la vista de ello, no era el corte, no era la oscura figura delante suyo, no era el escalofriante y frío espacio reducido de su cautividad, era la sangre, su sangre abandonando su cuerpo, eso la tenía fascinada.

Su conciencia luchaba por permanecer activa, pero la debilidad de su cuerpo no se lo estaba poniendo fácil, cada vez le costaba más permanecer despierta, sus oídos captaban el sonido de su propia respiración, irregular y pausada, ya no se siente alertada sino aletargada.

¿Será ese su final?

No mires bajo la camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora