CAPITULO 20

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Después de un juego agotador de Baseball, Alex estaba sentado en el vestuario con una toalla en la frente. Era la última hora, así que no se molestó en darse prisa para llegar a la siguiente clase. Finalmente el viernes había llegado y no podía esperar para salir.

Había sido una semana particularmente estresante debido a todas las pruebas y el campeonato. Alex nunca se preocupó realmente por ser el primero en la clasificación o el mejor, importaba la calidad de lo que hacía, el compromiso. Pero todo este estrés lo aplastaba.

La única persona que no lo presionaba era Lucia ¿Cómo podría una persona que recién conocía  transmitirle tanta calma y serenidad?

Sentia que no le debía nada, que no tenía ni que cumplir ninguna expectativa con ella. Por eso amaba hablar con ella y no quería que se enojara por algo tan estúpido.

En cierto sentido, estaba agradecido de que ese día hubiera escrito mal su número.

Su teléfono vibró, despertandolo de sus pensamientos. "Hola, madre?" Dijo Alex llevándoselo a su oido.

"Alex mijo, dónde estás?"

"Todavia estoy en la escuela, que pasa?" Pregunto comenzando a poner sus cosas en su bolsa y levantándose, tirando la toalla en la canasta donde todas estaban.

"Oh, nada mijo, sólo que tu abuelo vendrá para la cena, El está de vuelta en la ciudad por unos días y tu padre lo invitó a la casa. Puedes volver pronto? Necesito una mano en la cocina"

Era raro que su madre le pidiera ayuda, Alex no necesitaba ninguna explicación e inmediatamente detuvo su discurso. "Claro mamá, voy al auto, nos vemos pronto, ¿está bien?" respondió y luego cerró la llamada después de la respuesta afirmativa de su madre.

Una vez que la bolsa fue colocada en su hombro,  se dirigió a la salida del gimnasio. Estaba seguro de que a estas alturas ya no habría nadie fuera del edificio y estaba equivocado.

Un pequeño grupo de chicas, tal vez cinco o seis, estaba de pie en el estacionamiento hablando y riendo, todavía con el uniforme escolar. Pero Alex no inspeccionó el lugar para ver si había alguien más allí, a él no le importó.

Puso su mano dentro de la bolsa, saco sus auriculares y los conectó rápidamente al teléfono. Presionó play y dejo que la música le hiciera compañia:

I hear a lot about sinners
Don't think that I'll be a saint
But I might go down to the river
'Cause the way that the sky opens up when we touch
Yeah, it's making me say
That the way you hold me, hold me, hold me, hold me, hold me
Feels so holy, holy, holy, holy, holy
On God
Runnin' to the Altar like a track star
Can't wait another second
'Cause the way you hold me, hold me, hold me, hold me, hold me feels so holy

Camino, cruzando la plaza de la escuela, hacia su automóvil, sin dejar de mirar. Su cabeza siempre estaba rodeada de pensamientos y esta vez la principal era su amigo Daniel, regresaba a la escuela al día siguiente, después de un largo período de enfermedad.

I don't do well with the drama
And no I can't stand it being fake (No, no, no, no, no, no no no)
I don't believe in Nirvana
But the way that we love in the night gave me life
Baby I can't explain
That the way you hold me, hold me, hold me, hold me, hold me
Feels so holy, holy, holy, holy, holy
On God
Runnin' to the altar like a track star
Can't wait another second
'Cause the way you hold me, hold me, hold me, hold me, hold me feels so holy

De repente, sintió algo, o más bien a alguien que le golpeó el hombro. Se giró para ver a una chica pasar corriendo por su lado, paro para disculparse por el golpe. Alex, dada la música, no escuchó sus palabras, pero leyó sus labios. Con un gesto de su mano, le indicó que no se preocupara, ralentizando la marcha un poco.

Observó cómo la chica alcanzaba el grupo que había visto por primera vez y cómo comenzó a moverse hacia el automóvil en el que estaban apoyados. Alex se detuvo cuando una de las chicas parecía alguien que él conocía.

Estaba demasiado lejos para reconocerla. No podía seguir mirándola, pero esa chica tenía algo realmente familiar. Alex se mordió el labio y comenzó a caminar con una mirada confundida y pensativa. ¿Dónde la había visto ya?

Una vez en el auto, dejó escapar un suspiro de frustración y se quitó los auriculares de las orejas.

¿Realmente se estaba volviendo loco?

Nego con la cabeza. Ahora todo lo que tenía que pensar era en su madre y en la agradable cena para preparar. Más tarde le escribiría a Lucia.

Lucia

Esa chica de una manera u otra siempre entraba en su mente. Alex se encogió de hombros, concentrando su mirada en la carretera, sin duda un accidente debido a la falta de atención era lo último que necesitaba en ese momento.

Mensajeando con un desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora