Fingiendo

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Ya era de noche en casa de Las Ardillas y Alvin ya estaba mucho mejor, por lo que decidió levantarse, vestirse y bajar. Pero no sabía con lo que se iba a encontrar

Alvin: (bajando) Oigan chicos, creo que me siento bastante mejor ahora
Teodoro: ¡Achú!
Alvin: (preocupado) ¡Oh no! ¿Estás enfermo, Teodoro? (Escucha a los demás quejarse, menos a su esposa, porque ella no está y los mira más preocupado)
Jeanette: (siguiendo el plan de Simón) Creo que nos contagiamos de tu resfriado, Alvin
Simón: Ay
Eleanor: Ay
Alvin: Oh no, lo siento chicos. Pero no se preocupen, yo los cuidaré. Ahora vamos a la cama. Chicas, ustedes pueden dormir en mi cama

(Todos siguieron a Alvin al cuarto, una vez arriba se pusieron el pijama y se acostaron)

Alvin: (arropando a Simón) ¿Necesitas algo más?
Simón: (haciendo sonar su voz como afónica) ¿Me puedes prestar tú campana, Alvin?
Alvin: Claro hermano, toma (le pasa su campana)
Simón: (tomando la campana) Gracias

Enfermo como una ardillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora