Sonamy: Reverse Love

En Busca de las Esmeraldas 2/3

Luego de que Tails les advirtiera a Amy y Knuckles, Sonic no pudo evitar preocuparse, sabía que ambos eran Fuertes y que probablemente estarían bien si permanecían juntos, por lo que continúo corriendo, explorando lugares esperando toparse con alguna esmeralda.
El comunicador anunciaba que Amy y Knuckles estaban desconectados, algo que inquietaba aún más al erizo azul.

-Oye Tails... - este no tenía motivos para llamar al zorro, sin embargo necesitaba charlar con alguien para calmar sus nervios.

-ella estará bien Sonic, Knuckles está con ella y sabes lo protector que es... Así que relájate- Habló Tails desde el otro lado de la línea, conocía bien a su amigo por lo que casi podía adivinar lo que pensaba en todo momento, tampoco era difícil, la mayoría de las veces se trataba de la eriza rosa.

-lo sé, lo sé, pero aún así no puedo evitarlo, qué tal si Eggman está ahí y les hace algo?- En su voz se escuchaba la preocupación, detuvo su correr y miró al rededor, no había prestado atención de por dónde iba y estaba ligeramente perdido.

-no los subestimes Sonic, ambos son fuertes y se protegerán el uno al otro, además si llegasen a necesitar ayuda se conectarían y pedirían ayuda.- el zorro hablaba calmado, intentaba transmitirle esa calma a su amigo.

Sonic no respondió, ya que, tras escuchar las palabras de Tails, miró al cielo y divisó la nave Huevo de Eggman dirigiéndose en dirección a donde se suponía Amy y Knuckles estaban. Si Eggman no estaba ahí significaba que lo que Tails vio en el radar antes no era Eggman. Y si no era él, entonces quien? Temeroso de no saber que pasaba se desconectó de la comunicación y comenzó a seguir a Eggman, tratando de que este no lo notara. No quiso avisar a Tails ya que, además de que lo regañaria por desviarse de la misión, podría ponerlo en peligro, si algo pasaba sería bueno que Tails estuviera bien para un plan de apoyo.

No pasó mucho tiempo hasta que Sonic llegó dónde se suponía estaban el rojizo y su amada. Lo que vió no le agradó para nada, puso todos sus sentidos alerta.

La risa de Eggman fue lo último que escuchó.