U N O

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El viento sopló ligeramente, mandando un escalofrío por toda su espalda. Pero no le importaba, solo se tenía que preocuparse era llegar a casa.

Ignorando el fresco aire que hacía esa noche, comenzó a caminar más apresurada. Sus tacones hacian un eco por las calles desoladas, viendo como pequeñas tiendas y bares estaban cerrando atrás de ella.

Sintiendo nuevamente el escalofrío pasar, aferrándose más su suéter.
-Maldita sea, de que me sirve tener el suéter puesto...- La mujer pensó, reacomodando su bolsa que iba recargada sobre su hombro, apretó las asas y reiteradamente comenzó a caminar.

La mujer a estas horas siempre recorría por estás calles, y jamás se había sentido así; pero esa noche era algo diferente. Algo que le decía que "regresará a su trabajo" o que "llamara a alguien y que venga por ella" o algúna otra cosa mientras que ella no estuviera caminando ahorita sola.

Aún con ese presentimiento feo decidió a ignorarlo y seguir con su camino.

Pero cada paso que ella daba, el sentimiento creció más y más. El aire fresco ahora era brusco y helado, solo se podía escuchar los tacones que azotaban por la banqueta. Sus latidos que comenzaron a rápidamente latir en sus oídos. Ahora corriendo por las calles pocos alumbradas.

Sus piernas y pulmones comenzaron a harder de dolor, tratando de convencerla de detenerse, aún con el dolor no paro.

Pero en la distancia puedo ver un edificio de apartamentos, la cuál ella vivía.

Dio un suspiro de alivio, nunca pensó que estaría feliz ver su edificio, y fue disminuyendo su velocidad hasta nuevamente caminando, y jadeando su respiración.

Su error más grande esa noche.

Su espalda se chocó contra algo duró u frío, sacando el poco aire que tenía en sus pulmones.
Gruñendo levemente, sus párpados pesando más y más. Apenas pudiendo escuchar alguien o más bien, algunos hablando.

Suspiro de repente abriendo rápidamente sus ojos dándose cuenta de que se había azotado contra la pared de algún edificio, aún gruñendo. Se esforzó en levantar su mirada, viendo por todos lados que estaban en un callejón oscuro.

Dirigió su mirada hacia al frente, dos siluetas que ella sólo pudo asumir que eran dos hombres husmeando su bolsa mientras que dos manos las sostenía por los hombros. Poniéndole más presión cuando ella trato de librarse.

-¡Ey, ey, ey!- Un voz rasposo le hizo que se detuviera inmediatamente. Su corazón latiendo rápidamente en sus oídos.

-¿A dónde crees que vas?- Lentamente bajando sus manos de sus hombros a lado de sus brazos, acercando su rostro hacia su oído. La pobre mujer trato de no azquesarse por el fuerte olor de cigarros y alcohol por parte del hombre.

-Si eres una niña buena, tal vez te dejaremos vivir.-El hombre susurró, la mujer suspiro; paralizada del shock y del miedo. Trato de gritar, de patalear, de morder pero era inútil.

El hombre movió sus manos hacia la cintura de la mujer, moviendo lentamente sus manos más y más arriba soltando una malévola risa. Lo único que pudo hacer fue llorar sigilosamente, temblando al más no poder.

-Y si ustedes actúan cómo buenos chicos tal vez no les meta una mega putiza de sus vidas.-

Los tres hombres se detuvieron al escuchar un nuevo voz, voltearon a ver desde la entrada del callejón.

De una silueta que solo se pudo distinguirse por su casco y chamarra de cuero que traía puesto, recargado en la misma pared que la mujer con los brazos cruzados.
-Mira, podemos hacer esto por las buenas o por las malas. ¿Cuál quieren ustedes?- La silueta de despegó de la pared y dando un paso hacia ellos.

I can be your hero [Rusmex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora