MIGRAÑA

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A Jimin se le iba a partir la cabeza. Tenía una de sus horribles migrañas. Las malditas solían atacarlo tres o cuatro veces al año, pero esta era sin dudas, la peor que recordaba; probablemente porque para empeorar el dolor, había estado martillando toda la mañana.

Habló con el capataz para que lo pusiera a hacer otra cosa, pero el hombre había dicho que no. Al capataz no le agradaba tener a los trabajadores del programa de reinserción, los toleraba, pero no les tenía ninguna simpatía. Si su jefe aún fuera el señor Rivera, le habría explicado y el hombre lo habría puesto a hacer otra cosa. Incluso si hubiera estado Chris, habría dicho algo, pero ninguno de ellos estaba, en su lugar aquella mañana había divisado a Taehyung. Y no había manera de que le pidiera nada a Taehyung.

Jimin todavía se preguntaba por qué Taehyung lo detestaba tanto. Al principio, en más de una ocasión, había atrapado a Taehyung mirándolo, pero por su expresión estaba claro que el guapo hombre lo quería fuera de su vista, como si fuera lo último que quisiera tener cerca. Ahora, Taehyung rara vez lo miraba, lo ignoraba completamente, jamás le dirigía la palabra, ni siquiera en temas de trabajo, en esas ocasiones, era Chris quién hablaba con él. Jimin estaba seguro que si no fuera porque Rivera lo dejó protegido, hace mucho que estaría de patitas en la calle.

Cuando por fin llegó la hora del almuerzo, Jimin dio gracias al cielo de poder darle un descanso a su dolorida cabeza. No tuvo el ánimo ni las fuerzas para ir con sus compañeros a comer, si ponía algo en su estómago iba a vomitar, sin duda alguna. Se recostó sobre el piso frío y se tapó los ojos con el antebrazo, trató de hacer los ejercicios de relajación que le había recomendado su terapeuta para aliviar un poco la migraña, pero no estaba funcionando.

—¿Qué diablos haces allí? —preguntó una profunda voz cerca de él.

¡Demonios! Reconocería esa voz sexy en cualquier parte. Se destapó suavemente los ojos y al abrirlos la luz envió una nueva ola de dolor a su cabeza. El guapo rostro de Taehyung lo miraba intrigado, sin duda queriendo saber qué hacía en el suelo.

—Estoy descansando.

—¿No vas a almorzar? —preguntó Taehyung con el ceño fruncido.

—No tengo hambre.

¿Por qué diablos Taehyung no lo dejaba en paz? ¿Desde cuándo le importaba si almorzaba o no?

—¿Estás borracho? —preguntó Taehyung molesto.

Jimin solo pudo gemir y medio murmuró algo antes de volver a cubrirse los ojos. Era lógico que Taehyung pensara lo peor de él. No lo vio, pero sintió cuando Taehyung lo dejó solo por fin. Se sentía tan mal, que no le importó, no tenía fuerzas ni ánimo para discutir con nadie y menos con alguien que lo odiaba.

Una nueva oleada de dolor lo golpeó y le importó una mierda lo que pensara Taehyung de él. Que se fuera al diablo. Su cabeza pulsaba tanto, que estaba seguro que en cualquier momento iba a estallar dejando todo el lugar manchado con su sangre. Le habría encantado gritar, pero sabía que eso sería peor para su dolor de cabeza, así que optó por hacerse un ovillo y gemir silenciosamente.

💠💠💠

Taehyung entró furioso en la oficina y Chris lo miró sorprendido. Su amigo había estado toda la mañana fuera, supervisando otra obra. Supervisar las obras solo les tomaba la mañana y luego en la tarde, se trasladaban a las oficinas de la constructora a realizar otras tareas, como evaluaciones de proyectos, revisión de planos y preparación de licitaciones.

—¿Qué pasó? —preguntó Chris.

—¡Está con resaca! —casi gritó.

—¿Quién? —preguntó Chris confundido.

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