¿Boda por accidente? Pregúntale a la ley de Murphy [THORKI: +18] || COMPLETA

*Capítulo 3. Sexo, el mejor conciliador (+18)

¿Boda por accidente? Pregúntale a la ley de Murphy

*Capítulo 3. Sexo, el mejor conciliador

Thor despertó con el típico sonido de la alarma de su celular. Era viernes, finalmente; podría aprovechar ese fin de semana para intentar reacomodar sus ideas en la cabeza. Apenas estaba acostumbrándose a la idea de que Loki genuinamente le gustaba, lo cual por sí mismo sonaba a una locura... ¡Que cojones, todo en esa maldita semana había sido una locura! Ni hablar sobre los planes de boda y todas esas tonterías.

Se desnudó y entró para tomar una ducha matutina. Bajo el agua tibia, Thor pensaba que él simplemente no sentía que estuviera haciéndolo por amor. Quizá solo se sugestionaba por la boda, pero ¿realmente Loki estaría enamorado o solo sería un pasatiempo? Resultaba un poco inusual que manejara el concepto de matrimonio como un asunto sin tanta relevancia.

Salió de su baño, vistiéndose con ropa ligera y dirigiéndose, como de costumbre, a su zona de trabajo. Durante el trayecto en el autobús imaginó qué pasaría si de verdad fuera el esposo del señorito Laufeyson. Ya había quedado claro quién de los dos sería el pasivo, pero... Agh, ¿cómo se ponía a pensar esas cosas en medio de todo lo complicado que resultaba para él ser un próximo miembro de la familia Laufeyson? Suspiró varias veces hasta que su teléfono vibro dentro de su bolsillo.

Era Loki.

Thor decidió no responder. Era extraño, esos últimos mensajes habían parecido más sensibles y sin tintes de morbo. No era que esperara algo diferente, pero estaba demasiado abrumado por todo. Le gustaba Loki, eso creía, eso quería aceptar para hacer todo más llevadero en su situación. Aunque, si fuera su auténtica decisión, le sería muy sencillo renunciar a su trabajo y largarse de ese compromiso, pero ¿Por qué no lo había hecho?

Llegó cinco minutos pasadas las 9:00 am. Se dirigió al establo en seguida para comenzar con las actividades correspondientes, quitándose la chaqueta, calzándose guantes de cuero y colocándose el cinturón de herramientas, empezando a recoger el excremento de los caballos, cambiando sus cubos de avena, cepillando sus crines y recogiendo las pacas de heno.

Pasaron aproximadamente unos 45 minutos, cuando escuchó que se acercaban a la puerta. Era Loki.

—Buenos días —saludó lo menos nervioso posible.

El ojiverde alzó ambas cejas, acercándose a donde estaba el rubio a paso veloz y con una expresión evidente de molestia.

—¿"Buenos días"? ¿Eso es todo? Prometiste que me avisarías cuando llegaras, Thor

Mierda. Thor apretó su puño derecho contra su frente. Lo había olvidado por completo.

—Lo olvidé, lo lamento —se disculpó, dejando su horquilla recargada sobre la pared para acercarse a Loki y cumplir con lo acordado sobre darle un beso, pero el joven retiró su cuerpo, empujándolo.