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2 meses después.

Lisa's POV.

Recargue mi cabeza entre mis manos y acaricié el hematoma en mi mejilla. Otro golpe para mí colección; sin embargo, está vez no había dolor ni lágrimas, simplemente éramos yo y ella. Mis ojos seguían, fascinados, cada movimiento que realizaba y tenía miedo de parecer una psicópata por la forma en que la gente me miraba al pasar. Pero era inevitable y de repente la necesidad de dibujarla se presentó.

Había pasado dos meses desde que había visto a la chica del cabello rosado, dos meses en los que me había pasado observándola y pensándola todo el tiempo. Al principio empezaba detallando sus ojos de manera inconsciente en mis momentos de soledad; cuando la única cosa que podía curarme era dibujar, después fueron sus labios, su nariz, sus cejas, hasta que terminó con su rostro completo en cada dibujo que hacía. 

Era como un bucle en mi cabeza que me impedía pensar en otra cosa que no fuera en su dulce sonrisa. Y sin quererlo se había convertido en mi inspiración. En mi musa. Era como una sirena que me embelesada con su místico cantó y yo como un marinero que caía ante sus encantos sin poner resistencia y, sinceramente, tampoco quería ponerla. 

Me acomodé en mi lugar; una banca un poco alejada de dónde ella se encontraba pero lo suficientemente cerca para verla perfectamente, y saqué de mi mochila rota, una libreta con la pasta a punto de caerse y un lápiz del tamaño de mi meñique. La miré, analizando con cuidado sus facciones y suspiré cuando observé una sonrisa nacer en sus labios. Con eso en mente empecé a hacer los primeros trazos sobre el papel.

Cada línea era trazada con precisión sobre el papel y cada cierto tiempo intercalaba la vista para no perder ningún detalle de su hermoso rostro. Una parte de mi se recriminaba por dibujarla sin su consentimiento pero era inevitable que quisiera plasmar su belleza y guardar un pedacito de ella conmigo. Porque sabía que jamás podría acercarme. No porque no lo deseara, si no, porque una persona como ella no debería ser arrastrada a mi oscuridad.

Las flores necesitaban de luz para crecer y yo, al ser una nube negra y pesada, terminaría marchitándola ante el primer toque. Por eso, era mejor admirarla de lejos, aunque, fuera un deseo que mi corazón se negara a cumplir. Mi mano se movía con destreza contra el papel, precavida, sutil. Quería que el dibujo fuera un reflejo de mis endulzados sentimientos, de todo aquello que no me atrevía a decir en voz alta. No supe cuanto tiempo estuve ahí, simplemente, plasmando su belleza, pero cuando sentí una ligera vibración provenir de mi bolsillo izquierdo y comprobar que era mi celular me sorprendí al ver la hora.

Mierda. Rápidamente recogí mis cosas y guarde mi dibujo con cuidado, sin importarme si había logrado cerrar bien mi mochila. Llegaba tarde a mi trabajo y era probable que si no me apresuraba terminaría despedida. Y no quería pensar en los miles de mensajes de Jisoo y Jungkook, diciéndome que me apresurara. No podía perder mi empleo, el solo imaginarme siendo despedida me aterraba, porque si él, se llegará a enterar, terminaría con más golpes en mi colección. El solo imaginarme su mirada fría y su aliento con alcohol picando mi nariz, hacia que temblará incosientemente. 

Por eso, corrí lo máximo que mi cuerpo me lo permitía. Estaba agradecida de que la cafetería no se encontrará tan lejos de donde estaba y le mandé un mensaje a Jisoo, informándole que ya estaba en camino. Guardé, nuevamente, mi teléfono en el bolsillo de mi chaqueta azul un poco desgastada y seguí corriendo; disculpándome esporádicamente con algunas personas con las que chocaba. Logré visualizar a lo lejos, la fachada de la modesta cafetería en la que trabajaba; antes de llegar, me desvíe a un pequeño callejón y suspiré de alivio cuando observé a Jungkook en la puerta de servicio.

"¡Lisa, rápido!" observó el interior antes de hacerse a un lado para que pudiera pasar. 

"Gracias, Jungkook"

El pelinegro negó.

"Cámbiate rápido. Jisoo está distrayendo al gerente Lee, pero creo que ya no esta convencido de que estás en el baño"

"Bien." asentí y abrí el casillero para guardar mi mochila junto con la chaqueta y mi teléfono para después sacar la camisa negra con el logotipo de la cafetería y la gorra del mismo color. "Dile a Jisoo que ya estoy aquí. No tardaré mucho en salir" El más alto asintió y salió de la habitación de empleados, dándome privacidad para que pudiera cambiarme.

Rápidamente, recogí mi cabello corto negro en una coleta y me cambié mi blusa blanca desgastada por la del trabajo y me coloqué la gorra en la cabeza; antes de salir sin que nadie lo notará y caminar con profunda tranquilidad hacia la caja registradora; siendo abordada por el gerente y mi mejor amiga Jisoo, que lo perseguía en un intento de detenerlo.

"Lalisa, ¿se podía saber dónde estabas? Estamos a punto de abrir y no estabas en tu lugar" el hombre, no mayor de cuarenta años, se cruzó de brazos y me miro con una ceja levantada. "Sabes que está prohibido que no puedes abandonar tu puesto"

"Disculpe, Señor." hice una reverencia. "No me sentía muy bien del estómago y tuve que ir al baño" el hombre me miró con los ojos entrecerrados, haciendo que me pusiera nerviosa.

Al parecer no estaba convencido de mi mentira.

"¿Lo ve, gerente?" se interpuso Jisoo. "Lisa si estaba aquí y por eso no la había encontrado cuando llegó." se acercó a mí y pasó un brazo por mis hombros. "Le aseguró que mantendré a Lisa en su puesto la proxima vez, ¿verdad Lisa?" pellizco disimuladamente mi hombro, haciendo que asistiera repetidas veces, debido a la advertencia disimulada. 

Intercalo su mirada entre nosotras unos cuantos segundos, antes de asentir con lentitud.

 "¡Jungkook!" nos sobresaltó a las dos y el pelinegro; que había mantenido un bajo perfil, limpiando unas cuantas mesas, se acercó con rapidez. 

"¿Si, señor?"

"Rápido, abre las puertas. Estamos retrasados"

El más alto asintió y procedió a hacer su trabajo. Estuve apunto de suspirar de alivio, pero el hombre se giró a nosotras.

"Espero que no se vuelva a repetir, Lalisa" asentí. "De ahora, en adelante, estarás bajo la supervisión de Jisoo. Cualquier problema recaerá en tí, ¿entendido?" La pelinegra mayor asintió. "Bien, hora de trabajar"

Ambas asentimos y procedimos a cumplir con nuestras obligaciones, no sin antes de que Jisoo me dijera que hablaríamos después. El día transcurrió con normalidad. Era interesante como trabajar en una cafetería podrías conocer a distintas personas; unas más amables que otras, pero que compartían en mismo gusto por disfrutar de una buena taza de café para olvidarse de los problemas con los que lidiaban día a día. O, simplemente, hacer una parada express para seguir con su ajetreada vida. Eso es lo que más me gustaba de trabajar en una cafetería, podía observar las distintas historias que se presentaban. Para transformarlas a mi antojo cuando buscaba inspiraciones para proyectarlas en el papel.

El día había sido largo, considerando que tuve que atender a una cantidad considerable de personas; porque se acercaba el festival de Seúl y parecía que este año habría más turistas que el años anterior. Podía decir que la parte más difícil fue cuando tuve que cambiar el pedido de una señora unas siete veces, debido a que cada vez encontraba algo que le gustaba más que lo anterior. Y no hablar, del loco deportista que estaba aferrado a que le vendiera bebidas extrañas de proteínas, inclusive, después de decirle que esto era una cafetería, sin exagerar, unas diez veces. Lo único que deseaba ahora, fervientemente, era llegar a mi cama y, esperar, a que él no se encontrará ahí.

Por eso, recargue mi mejilla contra el mostrador, con la mirada puesta sobre el reloj. Faltaba menos de media hora para que pudiéramos cerrar, pero parecía que el tiempo se movía más lento conforme avanzaba. Conté los minutos en mi cabeza y casi salto de emoción cuando por fin dieron las seis de la tarde. Rápidamente, me reincorporé y le desee a mis compañeros de trabajo una buena tarda, antes de caminar a la sala de empleados y cambiarme mi uniforme de trabajo por mi ropa normal. Dejé mi cabello corto suelto y acomodé mi flequillo. Antes de sujetar mi mochila y buscaba en el interior mi teléfono.

De repente, me di cuenta que algo faltaba. Y eso era el dibujo que había hecho está mañana. 

My Favourite Flower (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora