[Epílogo]

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Omega marcado y correspondido, al igual que dos alfas juntos. Extrañamente para todos aquellos, tenían costosamente ''un final feliz de cuento'' y se sentían bien por ello. Por muchas dificultades que hubiesen siempre se sentirían completos a no ser que su otra parte desapareciese. 

Horacio y Volkov. Felices juntos sin ningún tipo de preocupación. El pequeño omega siempre iba mostrando su marca felizmente y orgulloso de aquella. Si pudiese enmarcarla lo haría. No llevaban más de 2 meses juntos pero parecía que hubiesen pasado la eternidad entera y lo que les faltaba. 

Conway y Gustabo. Ambos alfas. ¿Su relación? Al igual que la de ambos sujetos anteriores no tenía más de 2 meses pero aún estaba sin confirmar. Era como un secreto. El secreto más preciado que podían tener aquellos dos. ¿Marca? No. Gustabo no quería arriesgarse ni tampoco quería un moratón que marcase que pertenecía a alguien. Él no pertenecía a nadie, pertenecía a él mismo y si se quería compartir con Jack, lo hacía. El superintendente. Últimamente siempre se le veía una pequeña sonrisa en su rostro, aunque más bien en el ámbito no laboral. Su humor tomó un cambio bastante drástico. Seguía siendo un hombre serio y antipático con la gente que le parecía insoportable pero cuando estaba con el rubio o con sus... conocidos de confianza, se mostraba menos amargo.

Y si, como dije al principio, eran felices. Aunque su trabajo más de una vez le imponía dificultades, algunas tan graves como para quedarse en el hospital por bastante tiempo, siempre las superaban pues no solo Jack era un T-800, todos lo eran. 


Un día normal más en comisaría, aunque más concretamente en el despacho de Jack. Gustabo y Horacio sentados en sus respectivos sitios del despacho, Conway en su sillón y Víktor de pie con sus brazos cruzados. Una imagen de lo más cotidiana. Estaban arreglando un poco de papeleo los alfas mayores cuando, como de costumbre, irrumpieron ambos chicos más jóvenes con sus típicas anécdotas y sus tontearías. Nunca cambiarían. No tardaron mucho en deshacerse del ''problema'' y los superiores se dispusieron a retirarse.

-Nos vamos, supernenas.

-Disculpe, super. ¿Podemos quedarnos a solas un momento, Gustabo y yo?- preguntó de lo más inocente el de la cresta-.

-Vale, de acuerdo. Nos vemos después entonces. Vamos Volkov- llamó a su mano derecha-.

-Voy- antes de salir, se dirigió a su pareja oficial y plantó un suave beso en sus labios como despido-.

-...- El de pelo azabache hizo un ruido mostrando desinterés y tratando de hacer una mueca de asco-. Dejadse las gayolas para otro momento.

-Supeeer- alargo la 'e' como un niño pequeño-.

-Qué quieres, Gustabín.

El rubio cerró sus ojos y puso morritos de broma, aunque si caía un beso no lo iba a negar. Se mantuvo con los ojos cerrados esperando aunque fuese un porrazo y muy equivocado no estaba. Notó una presión en sus labios, pero no eran los carnosos del de olor a tabaco sino más bien era una superficie plana y dura. Abrió los ojos y vio la porra tan característica apoyada en su boca.

-Déjate los besos para luego o si no te meto la porra por el culo, anormal.

-Bueno... Si no es esa- señaló la policial-, estoy de acuerdo- guiño un ojo y una carcajada por parte del omega se hizo presente-.

-Capullo- rio por lo bajo y salió, escopetado, de la habitación siendo seguido por el peliplatino-.

Cuando vieron como el que desprendía un aroma a vodka y el que recordaba al de un cigarro desparecían por los pasillos se miraron mutuamente.

Alfas... (intenabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora