[13]

8.5K 869 232
                                    


Se encontraba solo en casa, Gustabo había ido a la suya a descansar un poco. Eran las 7 de la mañana y se encontraba más excitado y deseoso que el día anterior, su pantalón estaba totalmente empapado en la zona trasera pues su lubricante estaba siendo constantemente fabricado, pero seguía sintiendo un vacío por el rechazo por el que quería ser penetrado, ahora no sentía tristeza ni desilusión sino que la rabia de comía por dentro.

El timbre sonó y decidió ir a abrir, aunque le extrañó el hecho de que alguien tan temprano le visitase, tal vez era Gustabo. Pues no, el omega se equivocaba, era el alfa de aroma a menta con leves matices de chocolate puro, había venido a darle las pastillas para su celo.

-Buenas Horacio, le traigo sus pastillas, aquí tienes para varios celos- Horacio asintió y dejó entrar al doctor invitándolo a sentarse para que le explicase las dosis y diferentes procedimientos- Debes tomarte una cada 8 horas durante los días de celo, a no ser que tengas un alfa por el cual ser ayudado- Horacio únicamente asintió, sin saber nada de lo que decía pues no estaba prestando atención, en su cabeza solo rondaba una cosa y era ''follar''-.

El de la cresta estaba cada vez mas excitado, una oleada se estaba acercando mientras que aquel hombre estaba allí así que, en medio de la explicación de Claudio, se lanzó, subiéndose encima de éste el cual estaba sentado, humedeciendo  un poco la zona delantera de su pantalón, juntando sus labios con los del doctor, dejando al que estaba siendo besado totalmente inmóvil. Horacio seguía besándolo acariciando los cabellos de éste mientras que no reaccionaba hasta que se separo de él, quedando aún sorprendido por el acto inesperado.

-Horacio ¿qué ocurre?

-¿Alfa?-dijo sentado ahora donde estaba antes el de olor a menta mirándolo con una cara suplicante con su labio inferior levemente temblando, estaba poniendo cara de cachorrito-.

-H-horacio, no quiero ap...-no pudo terminar cuando el nombrado se encontraba sobre él en el suelo, pues lo había derribado al lanzarse hacia él-.

Claudio empezó a forcejear con el omega quedando ahora encima de éste.

-Horacio, por favor, no puedo aprovecharme de un omega indefenso, es algo que te enseñan cuando trabajas en lo que yo.

-Por favor... Lo necesito-  dijo en un leve suspiro-.

-¿Estás seguro?- al doctor de verdad le había parecido atractivo aquel chico pero siempre  mostraba respeto-.

No obtuvo respuesta por parte del de la cresta, tan solo se elevó, lamiendo la cara de Claudio en señal de atrevimiento y excitación. El de tatuaje en la cara tan solo siguió el juego pues únicamente era para ayudar a su paciente con su celo, nada más ¿no? El fue ahora el que se lanzo a besar al de ojos verdes el cual le siguió con ansia, colocándose ahora encima del de ojos azules moviendo su cadera de manera algo provocativa haciendo que lo que se encontraba en el pantalón del contrario aumentase. El alfa se incorporó y cogió a Horacio en brazos, el cual se aferró al cuerpo del otro con sus piernas, dirigiéndose a la habitación del dueño de la casa. Claudio colocó al de la cresta en su cama, el cual por instinto propio abrió las piernas. El mayor se quitó la camiseta, dejando al menor con más ansias al ver aquel cuerpo tatuado, se acercó al de olor dulce y le quitó la misma, para después ir plantando besos desde el cuello hasta la parte más baja del abdomen, desabrochando los pantalones del que sería su pareja sexual ese día, dejándolo casi desnudo, tan solo con sus bóxers. Horacio desesperado, separo al Dr. Muerte de su persona, tirándolo ahora a él a su cama, repitiendo la acción de el contrario, pero sin dejar la ropa interior, el alfa había quedado completamente desnudo, tal como vino al mundo. Sin más complicaciones se dispuso a masajear levemente las piernas del que hoy le complacería con el fin de abrirlas y hacerse paso hasta su objetivo. El omega se puso de pie y se deshizo por fin de sus calzoncillos quedando igual que el contrario. Se sentó encima de éste sin aun adentrar el miembro del doctor, suspiró ya ansioso y ahora si se dispuso a satisfacerse.

Alfas... (intenabo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora