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Una semana había pasado desde que entro a clases y estaba completamente seguro de que perdería hasta las ganas de vivir pero valía la pena. Sus maestros eran sorprendentes e intentaba no pestañear para no perderse nada visual. Sus horas de sueño las aprovechaba al máximo y se pasaba horas enteras leyendo sobre filosofía y astrología. Si se preguntan si ya hizo un amigo, pues no.

Nadie se le había acercado y él tampoco se le acercó a nadie. Solo hablaba cuando tenía dudas o para responder si es que podía.

Sus clases por fin habían terminado y estaba tan cansado.

—¡Yoongi! —llaman y voltea extrañado. Un chico de su clase le hace una seña para que se detenga—. Uff, creí que ya te habías esfumado otra vez, Min. Eres escurridizo.

¿Cómo se llamaba él? Lo ubicaba, el chico siempre se sentaba en los últimos puestos y solía preguntar y debatir.

—Soy Im Jaebeom.

Oh, Jaebeom.

—¿Ocurrió algo?

—Sip.

Yoongi lo mira confundido.

—¿Quieres ser mi pareja?

—¿Ah?

—Ay, es decir, en el trabajo que acaba de dar el maestro Cho, ¿quieres trabajar conmigo?

—Ah, sí, supongo.

—Maravilloso. ¿Me das tu número?

Yoongi asiente y ambos continúan caminando a la par mientras Min le dicta su número y este sonríe.

—Eres un hyung, ¿verdad?

Jaebeom asiente.

—Tengo 21.

—¿Puedo llamarte hyung?

—Claro que puedes. Seremos cercanos yo lo sé.


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Cerrar el ciclo ➠KOOKGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora