Gaara
La oscuridad disipándose era lo que observaba, recuerdos míos de cuando era niño se presentaban a la par que la vida de Naruto a la misma edad.
Tan iguales fuimos al merecer ese destino horripilante, aunque hay una diferencia ya que el pudo conseguir amigos por su carisma y yo sólo asustaba a las personas a mi alrededor.
Al acabarse esos recuerdos una mano extendiéndose a mi se encontraba, pude reconocer de quien era la mano la cuál me ofrecía ayuda. Nada más ni nada menos que Naruto Uzumaki, ese chico el cuál no se da por vencido ante nada era el que se fijaba en mi para ayudarlo. Con temor de ser rechazado por las personas otra vez me agarré de esa mano con desesperación, fui sacado abruptamente de la oscuridad que me enrollaba.
Ojos azules fueron los que se encontraban con mi mirada pérdida, esa sonrisa en el rostro del rubio me llevó a sonreír a la par.
Encontré el cuerpo de la Abuela Chiyo a mi lado, supuse que ella utilizó un jutsu para arrancarme de los brazos de la muerte pero a ella se la llevaría en lugar mío. Triste momento el que pasamos pero todo cambió cuando escuché gritos de emoción que iban dirigidos hacia mi persona, me sorprendí mucho por los sonidos de alegría que emitían los habitantes de la aldea de la arena, con gran sorprensa miraba lo que en ese momento estaba ocurriendo.
Fui sacado de la sorpresa por un fuerte abrazo del chico rubio, de inmediato correspondí el abrazo; pude sentir su esencia, sus cabellos sobre mi piel, sus cálidas manos abrazándome por encima de la ropa que llevaba puesta en ese momento.
Al soltarnos del abrazo pude notar que dos chicas de mi Aldea discutían sobre cuál de las dos serían mi novia, claro que ninguna ya que mi cuerpo y alma estaba entregado a Naruto Uzumaki, era hora de ir a casa.
Decidimos ir a una velocidad moderada, caminando con todos me sentía tan aceptado y querido, las sonrisas eran hermosas y acogedoras pero entre todas las del chico rubio eran las que hacían alegrar y palpitar con rapidez mi corazón....
Al llegar a la Aldea otra horda de abrazos y gritos de emoción inundaron mis oídos, todo muy sorprendente al tratarse de mi persona claro está. Esos momentos sinceramente llenan mi corazón y cuando estaba en la oficina que se me fue otorgada por ser el Kazekage también entraron varias personas y entre ellos los que fueron encargados en una misión por la Hockage actual de Konoha yo les agradecía con una gran sonrisa en mi rostro, creo que es la primera que logran ver de parte mía, vi el rostro del peli rubio y un sonrojo leve se levantaba en mi rostro por lo que gire mi cabeza para ocultar mis pómulos con aquel tono carmesí el cual por mi tono de piel resaltaba demasiado, al parecer nadie había notado ese suceso y tuve suerte.
Todos se marchaban de mi oficina y el último en salir era el chico que me gusta y parecía esperar unas palabras de mi parte pero por el temor de equivocarme solo pude abrazarlo gentilmente, frente a mis ojos el siguió su camino. Seguramente después de que salga de la aldea pasará mucho tiempo para volvernos a encontrar, no podía permitir que el se vaya sin tener la mínima sospecha de mis sentimientos y usando mi arena llegué a la salida de la aldea, tomé el cuello del rubio y lo acerqué a mí para juntar suavemente nuestros labios. Al separarnos vi a varias rostros sorprendidos pero el que me importaba estaba totalmente rojo y por obviedad me marché utilizando el mismo método con el que llegué –¡Gaara!– fue lo único que escuché de la voz de Naruto.
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Gaanaru: Mi amor por TI
RomanceSoy un chico muy tímido pero debo admitir que me encanta.... Naruto. El cambió mi vida y yo cambiare la suya. Cabé recalcar que los personajes no me pertenecen.