☆ Flight Of The Stars - LiSoo T.S ☆

☆ 2 ☆

— ¿Segura que no irás a casa a descansar? No tengo problema de que estés aquí, pero debes estar cansada. —

Parecía que Lisa buscaba excusas para evitar que su relación con JiSoo se fuera por la borda, al menos esa era la posibilidad que más había agarrado peso en su cabeza. Por una parte, la rubia tenía razón, nada se comparaba con la casa de JiSoo.

—No quiero estar sola, si te preocupa tanto como esté, puedo ir a casa, pero igual pediré que te quedes conmigo. — Lisa se percató de la seriedad con que había dicho eso, incluso llegó a sentirse mal por insistir tanto.

Jennie y Chae estaban muriendo por tanta tensión.

—Pues, para nosotras si es tarde y también estamos cansadas, Chu, no te vuelvas a ir, Chae está empezando a hacerme sentir extraña. — JiSoo se sorprendió al escuchar esto por parte de Jennie.

— ¿Qué? —

—No le hagas caso, Jennie y yo estamos bien, solo no quiere pasar tiempo conmigo. — Chae tomó de la muñeca a Jennie y ambas salieron de prisa del pequeño apartamento, dejando atrás a Lisa y a JiSoo desconcertadas por lo que acaba de pasar.

— ¿Eso...? — Ambas chicas se vieron y soltaron una risa, entendieron que algo entre Rosé y Jennie empezaba algo.

Después de eso, las dos chicas pasaron una o dos horas arreglando las cosas para poder descansar en paz y en ese tiempo, Lisa solo quería acabar con lo que había planeado durante días, pero no conseguía en que momento hacerlo y JiSoo no hacía nada más que estar callada mientras que se iba de un lado a otro.

—Sabes, algo que había pensado mientras que venía de vuelta, era que estarías hablando sin parar, pero solo estás callada y de cierta forma me preocupa. — JiSoo no recibió una respuesta de Lisa, solo la estaba mirando fijamente. — ¿Todo bien? —

Lisa pensaba si era el momento de decirle lo que su corazón estaba guardando durante tanto.

—Estoy bien, solo que ahora siento que el tiempo pasó rápido, no sé, estuve tanto tiempo pensando en este momento, pero no pensé que sería tan pronto. — La sonrisa de JiSoo dibujó su rostro, haciendo que Lisa se empezara a sentir pequeña. Muy en el fondo, sabía que ya no había retorno.

JiSoo dejó las cosas de lado y se sentó frente a la rubia, viendo con atención cada facción de su cara.

—También siento lo mismo, pero ya estamos juntas, Lily. — JiSoo se estiró para darle un abrazo a Lisa, cuya chica correspondió al instante.

En ese momento, la mente de Lisa solo repetía la frase: "estaremos bien", con la esperanza de que al momento de confesarse, la reacción de su chica fuese buena y que por ello, no se arruine lo que tienen.

Y el temor invadió cada parte de ella, se aferró más al cuerpo de JiSoo y ocultó su rostro en el espacio que había entre su cuello y hombro.

—Lalisa. —

—JiSoo. —

— ¿Sabes lo mucho que necesitaba abrazarte? Estando en Canadá tuve mucho tiempo para pensar y me di cuenta que tus abrazos tienen algo que me hace bien. — Una de sus manos se posó en el cabello de Lisa. —Y ahora puedo abrazarte todas las veces que quiera. —

Lisa intentaba mantener la calma, pero sus ojos estaban cegados por las lágrimas que luchaban para no salir.

JiSoo sabía que no iba a recibir respuesta por parte de ella, por lo que siguió dándole cariño a su suave pelo y sintiendo como sus brazos se mantenían aferrados en ese abrazo.

Pasaron unos largos minutos, hasta que Lisa se separó y con sus manos, tomó el delicado rostro de su chica.

—Lamento haber dicho que no cuando me ofreciste ir contigo... En aquel momento mi cabeza estaba lleno de tantas cosas y no pensaba con claridad. —

JiSoo siempre fue una persona observadora y desde que conoció a la tailandesa, con el pasar del tiempo, recordaba con perfección cada detalle, cada tono, cada movimiento que daba, pero en ese momento, estaba viendo una parte de Lisa que no había visto antes.

—No sé qué pueda pasar después de esto, pero por favor, mientras te digo todo, déjame tenerte así durante más tiempo. — JiSoo sonrió con ternura y asintió.

Lisa recorría con sus ojos cada parte del rostro de la pelinegra, como si sus ojos pudieran decir todo lo que sus labios no podían, deseando que ese momento no acabara y que no tuviera la necesidad de decir lo que sentía.

A JiSoo no le incomodaba para nada lo que estaba ocurriendo, pero si Lisa no hablaba, ella tampoco aguantaría un segundo más.

—Kim JiSoo, desde que nos volvimos unidas, no he parado de decir que estoy feliz siempre que estoy contigo, incluso ahora que tengo miedo, estoy feliz. — Tomó aire. —Siempre te he dicho lo mucho que te amo, pero estando lejos de ti, pensé que eso era un amor solo de amistad y no es así. Te amo como la persona más hermosa que eres, como la chica con la que planeaba un futuro desde pequeña... Tenerte a mi lado me ha salvado de muchas cosas y no tengo manera de cómo pagarte, pero con lo que quede de nuestra vida, intentaré hacerte feliz y que sientas el amor que no te habían dado. —

JiSoo se acomodó y tomó las manos de Lisa, viendo cómo se entrelazaban.

—Si hay alguien que me ha hecho sentir que esta vida no es tan mala, ha sido Jennie y ChaeYoung, pero tu... — Miro con amor y admiración a la rubia.

JiSoo no podía terminar la frase, nada era lo suficiente bueno como para hacerle entender a Lisa que ella era lo que necesitaba en su vida.

—Iré a donde tú vayas, incluso estando lejos. — Lisa se acercó al rostro de JiSoo, haciendo que sus narices rozaran. —Creo que está demás decir que eres tu quien siempre he querido. —

JiSoo no respondió más que con un beso.

Lisa sentía que podía morir ahí mismo si fuese el momento, pero solo siguió el lento y delicado movimiento de sus labios.

Cuando se separaron, volvieron a abrazarse. Lisa se sentía feliz, más que eso.

—No sé qué habré hecho para poder tenerte a mi vida, pero gracias por existir. — JiSoo sonrió y depositó un pequeño beso en la mejilla de su nueva novia.

—No tienes que hacerlo, nos hemos salvado de muchas cosas y entre nosotras, sin importar qué, siempre estaremos juntas, ¿oíste Lalisa? Prometo que siempre será así. —

Solamente estaban felices de tenerse y aunque pasaran 5 vidas, Lisa y JiSoo se mantendrían unidas, igual como el primer día en el que se conocieron.