Dos amores, un corazon. (Cameron Dallas y Nash Grier)

Capitulo 6

Estaban los tres esperando por el señor Johnson. Mientras Mar caminaba de un lado a otro. Jack intentaba calmarla y Aria solo estaba sentada en una de las sillas de la sala de espera.

- ¿Y si le paso algo? - hablo exaltada Mar caminando de un lado a otro, como una desquiciada- y si su avión se desplomo y no saben donde esta ahora - dijo mas exaltada que hace un momento.

- Tranquila - intento calmarla Jack - si hubiera pasado algo con su vuelo, ya lo habrían dicho.

- ¿Como estas tan seguro de eso? - ahora le gritaba - desde ayer no recibí una sola llamada de el, ¿¡Y si le paso algo!? - grito ahora exaltada llevándose las manos al rostro.

- Como si de verdad te creyeramos todo este treatito - río Aria al ver, lo desquiciada que se veía su madrastra, sin prestarle atencion, mirando hacia su movil- si lo único que quieres es que se muera, y te deje toda su herencia.

- No empezaras Aria - le apunto amenazante Mar - ¡no estoy muy bien, sabiendo que el vuelo de tu padre no ha llegado, y que quizá le haya pasado algo!

Aria volvió a reír levantándose de su aciento - estas mejor que bien sin el ¿no? - ahora le gritaba.

- ¡Como puedes decir eso! Llevo mas de tres meses sin el, es mi esposo ¡No crees que lo extraño yo también! - y pareciese que estuviera a punto de llorar.

- Claro, lo extrañaste, ¡yo te vi hace unos días muy feliz sin el! - dijo ahora acercándose a ella con tono para culparla de algo - ¿oh ya se te olvido?

- Hey - se metió entre ellas dos su hermano - papa me acaba de mandar un mensaje, dice que su vuelo se retraso por un problema que hubo mientras volaban, pero el esta bien, y llegara tres horas retrasado, tranquilas.

- Sabes, me voy- le dijo Aria- yo si iré a la escuela, aparte de que ahora, no pienso soportar mas a esta - señalo a su madrastra que obvia mente se había quedado callada al escuchar lo que Aria le dijo.

Le parecía imposible, casi asqueroso, ver a esa mujer haciéndose pasar por la esposa perfecta. Ha sido con la que su padre a durado mas, pero sin duda. Una de las peores. Aria sabia cosas sobre ella, que su padre no sabe. Y le enogaba no poder decirselas, ya que la ultima vez que intento hacerlo, la llevaron a una escuela lejos de todos los que conocía. Y no quería que eso volviera a pasar.

Al irse de ahí tuvo que tomar un taxi para poder llegar a su casa y arreglarse un poco. Casi después de media hora llego a esta y le pago al señor que manejaba el taxi.

Entro despavorida a su casa y se metió a la ducha. Después de unos veinte minutos de baño, salio y escojio lo mejor que había encontrado en su closet, una falda volada que le llegaba unos cinco dedos arriba de las rodillas, color negro. una blusa de tirantes color rosa con algunos detalles en color dorado. por ultimo unos tacos no muy altos color dorado que hacían juego con la blusa. Y para darle un toque lindo a su vestuario, decidio echarse rímel en las pestañas, un pinta labios color rosa claro y de peinado una coleta.

Al bajar fue a la cocina, tomo las llaves de la Jeep y en un recipiente rallo un poco de fruta, tomo su mochilla y fue directo a la universidad.

- Hey nena - dijo Matt al verla entrar al salón de clases - ¿No estarías recibiendo a tu padre?- pregunto este confundido.

- Hubo un cambio de planes - dijo esta saludándolo con un abrazo - sabes, no soporto a su esposa.

- Que va - dijo Matt abrazándola - se lo que se siente.

- No lo creo - contesto esta riéndose y bajando la cabeza - Es que, enserio. No soy capas de soportarla.

- Claro que si - volvió a decir - se exactamente lo que se siente, sabes - hizo una pausa - mi madre se caso dos años después de que mi padre muriera.

- ¿Tu padre murió? - le pregunto Aria sorprendida.

- Cuando yo tenia tan solo cinco años, casi no lo recuerdo - sonrió - pero bueno, que mas da. Por cierto - miro a Aria ahora con una mueca en el rostro - ¿no has visto mi móvil?

- ¿Lo has perdido? - le pregunto, y cree saber, quien lo tiene.

- Si, después de que Cameron y Nash me dejaran ayer en casa, no lo encuentro.

- Deberías de preguntarle a ellos - dijo sabiendo, que era obvio que alguno de los dos lo tenía - Por cierto, ¿no le has dado a nadie mi numero, verdad?

- ¡Ni loco! Johnson me mataría - y rieron los dos al unísono.