locura

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La sostuvo en sus brazos con fuerza llamando su nombre, pegada a su pecho, sin vida en su mirada, su pálida piel admiraba, lamentándose, era su noche de bodas ahora la más cruel; desesperado cierra los ojos, desea su propia muerte antes que ver sus bellos ojos apagados, una energía extraña fluye, inyectando de vida a su amada, su vida; los dos se abrazan cuando despierta, Rey cree en un milagro inesperado, él en que no le importa el costo; la besa con hambre, sus segundos juntos valen más que nada, de pronto, sus ojos profundos se apagan, se desliza por sus brazos mientras sostiene entrelazada su mano, al fin le pertenece aunque sea por unas horas, por unos minutos, por un instante; su alma trasciende y encuentra el plano entre la vida y la muerte; ahí en ese espejo al pie de la escalera, cada noche se presenta para ver a Rey vivir.

Su descenso a la locura comienza, cuando aquella noche del primer año; viendo el reflejo en el espejo atiende a su llamado, con sus palmas extendidas, con sus ojos profundos la mira; ella se acerca y junta sus manos, para sentir como se entrelazan y regresa solo por una noche a la vida. El aire se hace denso cuando la lluvia termina, no sabe si fue un sueño, una locura, un delirio, un deseo, al paso de los años y después de cinco veces aún se lo pregunta, pronto, pronto llegara el día.

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