El día pasaba relativamente inefable para el castaño, agobiado de todo el papeleo en la compañía, atendiendo llamadas y citas que tenía pendientes, nada novedoso.
Tenía por lo menos dos horas para poder almorzar algo, que para su lamentable existencia, debía abarcar ese tiempo en pendientes exteriores que había estado posponiendo debido a lo atareado de sus días: necesitaba un nuevo traje.
No es como que los que tenía no fueran bellos o no estuvieran en óptimas condiciones, sino que este era para un tema sumamente importante, que no podría darse el lujo de usar otros que prácticamente, la mayor parte del mundo ya le había visto usar.
Hace más de dos meses, se le había hecho una invitación a una cena por parte de su jefe y el corporativo en el centro de la ciudad. Y esa cena era reivindicativa en su totalidad, pues podría tener un ascenso y ser reconocido por más corporaciones, un sinfín de ofertas podrían llegarle si es que el cumplía con la espectativa de los allegados a la industria y ampliarse como un empresario, incluso hasta llegar a tener contratos con cadenas fuera del país y hacer de su vida algo exitoso.
Hoseok era alguien que se había esforzado arduamente en obtener el puesto que tenía; el área donde se especializaba era en las relaciones internacionales, pues además de tener más de 4 idiomas aprendidos en su haber e iluminando su currículum, era carismático y poseía un gran don de la palabra, dándole una enorme ventaja en la empresa de turismo y comercio más importante del país, donde ejercía fervientemente. Con tan solo 28 años, ya era un hombre joven con experiencia y conocimientos esporádicos que solo sabían encaminarlo a lo mejor.
Guardó todo lo que debía en sus respectivos lugares, tomó su sacó y salió de su oficina, avisando en la recepción que regresaría en un par de minutos. Sacó las llaves de su automóvil y lo puso en marcha, más de 15 minutos le tomó llegar a su sastrería de confianza.
La sorpresa estuvo en que las puertas estaban cerradas, con un lindo letrero rojo que afirmaba un 'en remodelación'.
Hoseok respiró profundo, cerrando sus ojos en el proceso con notable frustración. Tomó su celular y marcó el número del dueño del local, que para su suerte, era un buen amigo debido a su constancia en ese lugar.
—Oh, vamos, señor Jeon. ¿No puedo ir a su casa? Ya tiene mis medidas, ¡las sabe de memoria! Que pueda tenerlo antes del viernes. Realmente necesito ese traje.— habló el castaño abrumado mientras sobaba su frente con la palma de su mano.
—Lo siento mucho, hijo. La máquina y las telas también estan siendo renovadas, no tengo ningún material conmigo para poder confeccionar siquiera en tiempo lo que me pides. No podría terminarlo tan pronto.— contestó apenado el mayor.
Hoseok dió un suspiro e intentó sonar tranquilo al dar una respuesta. No quería ser grosero, el debía comprender que el trabajo del señor Jeon tenía variantes, nunca antes le había fallado así que solo le quedaba ser empático.
—Lo entiendo... Muchas gracias, de todas formas. Lamento molestarle.
—Tranquilo, Hoseok. Ahora que lo recuerdo, tengo la dirección de otra sastrería, me ha surtido la mayor parte de las telas que tenía en la tienda. No está muy lejos de ahí. Estoy seguro que te lo darán en el tiempo que requieres.
Hoseok ya había tenido suficiente estrés ese día. No tenía más opciones, pues tampoco conocía otro lugar tan bueno como ese y el tiempo que tenía para conseguir ese traje, lo comía entero.
Hoseok accedió ante la propuesta del contrario. Conforme las palabras del otro lado de la línea pasaban, el encendía el auto y seguía las indicaciones al pie de la letra.
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a tailored suit ➜ hopega
Fanfiction⌗ 𝐇𝐆 ﹔en esa tienda, hoseok sabía que había trajes y cosas sumamente bellas, pero no sabía que una de ellas sería el hijo del costurero.