Capítulo 31.-

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Me fui y recorrí las habitaciones. Todas conocidas. Mi casa. Volví a las escaleras y Andrea salió del baño.

-Tu ropa esta en la segunda puerta a la derecha. Ahí dormiremos todas.

-¡Oh, vamos! Michonne, nos ofrecen comida, refugio, seguridad. -la interrumpió Andrea.-

-Tiene razón, Andrea. Ya he estado en un lugar así; te ofrecen todo, pero termina siendo un puto infierno lleno de gente caníbal. No hay que confiarnos tanto.

Cogí mi ropa y me dirigí al baño. Cerré con seguro y me desbesti rápidamente. Me adentré a la regadera y dejé que la lluvia artificial cayera sobre mi cuerpo. No me había sentido tan bien en tanto tiempo...

Me cambié con los jeans rasgados, la blusa "tira hueso" y, la otra blusa holgada la deje en mi cama... Cepille mi cabello y una vez seco, lo trenzé.

Había un reloj en la habitación, indicaba las 10:01 exactamente.

Así sin más, me fui a dormir. Dejando el cuchillo que nunca di al gobernador, bajo mi almohada.

/Carl/

Sophia y yo caminabamos cerca de la verja, buscando la pequeña pelota con la que jugábamos hace unos minutos.

Visualizé la pelota y fui a por ella. Me agaché para cogerla del suelo y escuche un gruñido tras de mi.

Giré y vi a un caminante. Lo rematé con un tubo que estaba ahí mismo. Me levanté y sonreímos, pero su cara cambio, de una expresión divertida a una preocupada.

Me giré sobre mis talones y vi a una horda de unos 50 caminantes, aproximadamente.

Sophia y yo nos miramos cómplices y después corrimos lo mas rápido que pudimos.

Llegamos a con los demás y les avisamos.

Todos corrieron a diferentes partes, entrando a los bloques de celdas.

Maggie, mamá y yo estábamos a punto de entrar al ala C , a las oficinas. Más no vi a Sophia, miré alrededor y la vi, al pie de las escaleras. Sollozó un "¿mamá?" y, de no ser por que la alé de un brazo, hubiera sido mordida por un caminante. Subimos al último y logramos empujar entre los dos la pesada puerta de metal para bloquear la entrada.

Andábamos por los oscuros y, de alguna manera, siniestros pasillos del bloque C. En fila; yo iba hasta enfrente apuntando con mi pequeña revólver, Sophia trás de mi, después mamá, y por último, Maggie, protegiendo a mamá.

Mamá gritó bajo, mas bien, soltó un gemido de dolor y la mayor de las Greene me indicó entrara a la primer oficina. Que de hecho no era oficina, habían muchos tubos por muchas partes, pero ni idea de que era.

Entramos, mamá y Maggie bajaron unas escaleras, esta última recostó a mi madre sobre una sabana un poco limpia. En cambio Sophia y yo nos quedamos recargados en la puerta en un intento de que no pudieran entrar algún caminante. Aunque fuera inútil.

Corrimos, protegiendo a mamá y a Sophia. Entramos por la primer puerta y, Sophia y yo nos quedamos cuidando de la puerta mientras que Maggie tendría que hacer algo así como una cesaria con un cuchillo de carnicero.

Me imaginaba lo peor. Miré a mi derecha y vi el cuerpo de un caminante con un agujero en la sien, hecho por una flecha. Bajé la mirada y bajo las escaleras vi una de sus flechas, con algunas plumas blancas y otras con un tono un poco azul, o rosa. Las mismas plumas estan sucias, no puedo distinguir su color.

-Carl.

Llamó mi madre y me inqué junto a ella.

-Por favor, lo más posible es que no sobreviva a esto, quiero que cuides a tu hermanito o hermanita, y también a tu padre. No dejes que este mundo te cambie, cariño, quiero que seas el mismo niño dulce y noble que eres ahora.- sonrió. Miró a Maggie y asintió - Hazlo.

La mayor de las Greene cogió el cuchillo del suelo y deslizó el filo por la parte baja de su vientre enorme. Ella gritó, no soportaría mas esto. Yo seguía tomándola de la mano y ella apretaba mis manos con demasiada fuerza.

-Buenas noches, mi amor.

Después de ella haber dicho esa frase dolorosa, logré escuchar el llanto de un bebé. Esto no podía estar pasando. Ella no puede morir. No puedo perder la a ella también.

Sophia me tomó por los hombros.

--No, no puedo dejar que se convierta...
--No tienes que hacerlo
--Es mi madre después de todo, tengo que hacerlo.

Ellas asistieron y salieron de la habitación. Abracé el cuerpo de mi madre y disparé en su sien.

--Adiós, mamá.

Susurré y sali de allí siendo seguido por Maggie y Sophia.

En el patio estaban todos ya. Llegamos y todos se nos quedaron viendo. Papá salió del pabellón A y nos miró a todos.

--Carl... ¿Dónde está tu madre? ¿Dónde está ella, Carl? -negué, aún mirando el suelo. -No... ¡No!

.Survivors.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora