Capítulo 32.-

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/Carl/

Papá seguía derrumbado en el suelo, devastado, destrozado.

Todos me miraban con lástima y en este momento eso era lo último que necesitaba.

(...)

Estaba enojado, furioso. Murió pensando que la odiaba. No pude decirle cuanto la amaba.

/Maddy /

En cuanto desperté me cambie y me puse un poco desente, por así decirlo.

Después del desayuno salimos con Karen, la chica que vive con nosotros.

––¿Sabeís? He estado mucho por ahí. El gobernador ha estado mejorando este lugar, va bastante bien.
––¿Cuantas personas teneís aquí?
––Setenta y dos,y Ellen está embarazada, con su crío seremos setenta y tres– en ese momento recordé a Lori.– El gobernador ha restaurado un toque de queda, nadie sale cuando anochece. Mantenemos el ruido y la luz en mínimo, y hay guardias en las puertas.

Dejé de escuchar cuando mi mente me llevó a la granja. ¿Como esta el grupo? ¿Quienes sobrevivieron?

Seguí caminando, un metro después de Andrea y Michonne.

Tuvimos un pequeño desayuno con Milton y el gobernador. Fue delicioso, sin duda.

Cayó la tarde y habría algo así como una fiesta y obligatoriamente tenemos que ir. El lugar me gusta, hay de todo, pero no confío en el gobernador. Es como Gareth.

Salimos de casa y nos dirigimos a la calle principal.

Había niños jugando, incluso perros. Salí de mis pensamientos cuando una niña pequeña choca conmigo y cae al piso.

––¡Mierda! Lo siento mucho, venía distraída y...– la ayude a levantarse y dejé de hablar cuando mire su rostro.–¿Mika? –susurré para mi misma y luego la niña se marchó junto con otros niños.–

¿En serio es ella? ¿O la comida tenía droga? Ni idea. Creo que es la segunda opción.

Llegamos al lugar y había gente riendo y disfrutando, como si el mundo no se hubiera ido al carajo hace casi un año.

Hubo un brindis por nosotros. Bah, es vino.

La niña de hace rato fue a con quien, supongo, es su padre. Ella le dijo algo y después miraron a mi dirección. ¿A mi?

Me sentí algo mal, tal vez el vino, si.

Avise a Andrea y volví a la casa. En el camino pude notar un cuarto pequeño y sin vigilancia. Tenía un letrero en la puerta que ponía "No entrar sin autorización" Debe ser algo importante. ¡Las armas!

Casi oscurecía por completo y logré abrir la puerta con una pequeña daga. Cerré por dentro y busqué. Cargué la cámara de Michonne y mi arco en mi espalda junto a mi carcaj y flechas nuevas aparte de las mías. También escondí mis cuchillos en mis botas, la "Lady Smith"  3913 de Andrea y una Glock 17. Todas con municiones. Salí por una de las ventanas para no llamar tanto la atención.

Por suerte la calle estaba vacía, ya estaba oscuro, y aún no encendían las antorchas. Corrí hacia la casa y entré lo más silenciosa que pude. Entre a mi cuarto y cerré la puerta.

––¡Maddy!

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