Escenario 2

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Yamaguchi regresó caminando a paso lento hasta su departamento en esa ciudad. Tokio era bellísima de noche, las luces titilaban al compás de las canciones navideñas, y aunque no nevaba, ya se sentía cerca el prometido invierno. El otoño de comienzos de Diciembre en Tokio a las tres de la madrugada se sentía como una noche helada de Enero. No había muchas personas, sólo taxis y borrachos como él que salían de los bares. En algunos de ellos encontraba bellísimas mujeres que lo invitaban a pasar la noche. Verlas le provocaba cuestionarse sobre si la futura esposa de su amigo sería tan bella como alguna de ellas.
Tsukki, en ese momento su cabeza giraba en torno a el y la noticia que desprendió de su boca. Él sabía que ésto pasaría tarde o temprano, que Tsukki encontraría a una hermosa mujer con quien componer su vida adulta, pero había rogado que llegara mucho más tarde, para poder disfrutar un poco más de su amigo. Llegó hasta una esquina y paró  un taxi, subió, le indicó la dirección y se dedicó a mirar el paisaje por la ventana hasta que llegó. Ya en su casa, su pequeño departamento, se permitió llorar hasta desmayarse.

Se despertó en la entrada de su departamento, el abrigo acolchonado había impedido su muerte por hipotermia, pero no logró evitar los dolores y molestias causados por un mal descanso y una mala posición al dormir. Aun con la ropa del día anterior, se sentó en una de las altas sillas del desayunador y se preparó un capuchino instantáneo de caramelo, pero solo lo tomó hasta la mitad antes de abandonarlo y permitirle enfriarse. Los ojos se le inundaron de lágrimas otra vez, pero con rapidez se deshizo de ellas. Se levantó, comenzó a desnudarse y se adentró en la tina. Un poco más calmado rememoró gran parte de su vida, desde que conoció a Tsukki hasta el día de ayer. Pensó en el momento en que se sintió atraído por él, el día que lo salvó de los bullies. Recordó la primera vez que acepto su preferencia sexual, lo descubrió porque pensó que podría besar a Tsukki hasta desfallecer, y porque creía que Daichi, Kuroo y Oikawa eran hombres sexys, pero no opinaba lo mismo de sus bonitas compañeras, Yachi y Kiyoko. También recordó cómo se había sentido bien cuando perdió la virginidad con su único novio en la universidad, pensando en que le hubiera gustado que fuera Tsukki su primera vez, pero eso claramente no podía ser, Tsukki era heterosexual, y su amigo ya había tenido varias experiencias sexuales durante la secundaria que lo dejaban en claro. Y fue ésto último que le recordó por qué había estado llorando. A diferencia de Tsukki, él no podía hablar libremente su sexualidad con nadie, ya lo había intentado con sus padres, y ambos se desentendieron de él al cumplir la mayoría de edad. Jamás le había confesado a Tsukki sus preferencias, porque era él su sueño ideal e inalcanzable y temía que, de descubrirlo, lo alejara de su vida para siempre. Cuando se enteró durante la universidad que existía otro chico en una situación semejante intentó ser su amigo, pero todo terminó con un noviazgo corto y fallido, del que sólo puede rescatar su primera vez. Aun así, después de todo, guardaba celosamente la estúpida ilusión de que algún día le podría confesar sus sentimientos y quizás Tsukki podría corresponderle. Ahora toda la fantasía que se había implantado en su cabeza quedaba hecha añicos, amaba a Tsukki tanto que jamás se interpondría entre su felicidad; era obvio que ya no podría confesarle sus sentimientos. Quizás si lo hubiese intentado antes....
Se agarró las rodillas y lloró amargamente hasta que salió de la bañera.

Durmió todo el día, o casi todo el día, cosa natural de hacer cuando te rompen el corazón, pero decidió levantarse a la noche para hacer sus deberes universitarios. Y en eso estaba hasta que recibió una llamada de Tsukki.
-Hola.-Saludó de forma calmada.
-Yamaguchi. Te escucho diferente. ¿Estás bien? -Preguntó con una suave tono de preocupación.
-Sí, lo estoy, es la resaca de ayer. -Respondió de forma calmada, o al menos, lo mejor que pudo fingir ese estado.
-Bien -Respondió Tsukki. Desconocía si lo había convencido, pero aparentemente lo había logrado, porque Tsukki continuó.-Ya designamos una fecha para la boda. Será el 26 de Diciembre.
Yamaguchi quedó petrificado, en forma de suspiro respondió-¿Tan pronto...?
-Sí, ideas de ella. Prefiere que nos conozcamos mientras dure el matrimonio, dice que así sus padres duraron juntos tanto tiempo.
-Ya... ya veo.
-¿Seguro estás bien? No pareces estar..., no pareces ser el mismo de siempre.
-Sí, ¡si! -Replicó con fingido entusiasmo.-Estoy bien, es que la resaca me tiene medio lento. -Rió sin ganas.
-Bien. También le dije que quería tener con ella aunque sea una cita, para conocernos algo antes de la boda, y le dije que pasaría a buscarla pasado mañana con un amigo para visitar la ciudad. Ella aceptó y dijo que llevaría a su hermano menor, así yo lo conocía. ¿Estás bien con eso?
-Sí Tsukki, ya sabes que si me necesitas estaré en casa. -Yamaguchi sólo quería cortar la conversación.
-Bien -repitió por tercera vez.-. Entonces, ¿Paso por ti a las dos y media de la tarde?
-¿Eh?
-Bueno, tu me vas a acompañar. Ya te lo había mencionado, quiero conocerla mejor, y tu me ayudarás a hacerlo.
-Si, pero pensé que ayudarte era elegir una cafetería donde pasarías el rato con ella.
-No, Yamaguchi. Eso puedo hacerlo por mi cuenta. Quiero que la conozcas conmigo, ¿Quien sería el apropiado entonces, que mi mejor amigo para saber lo que es mejor para mí?
Yamaguchi sintió nuevamente romperse su corazón, pero nada podía argumentar contra esa pregunta, porque eso fue siempre para Tsukki, su mejor amigo.
-Claro, tienes razón.
-Entonces, ¿me pasas tu dirección? Nunca he tenido la oportunidad de visitar tu departamento.
-No hace falta, no hay que hacer esperar a la novia. Tu debes ir a buscarla, yo los esperaré en donde me indiques.
-Si así lo prefieres, espérame en la Torre de Tokio a las tres, empezaremos por ahí. -Luego cortó la llamada.
Yamaguchi se quedó mirando largo rato la pantalla del celular. Se levantó apagó las luces del comedor y se fue a dormir sin comer.

Pasado mañana había llegado demasiado pronto en opinión de Yamaguchi, apenas si se estaba recuperando de los ojos llorosos y por ser otoño no podía usar anteojos oscuros que ocultasen los últimos rastros de las lágrimas que habían corrido por ese rostro los últimos días. Aún así se había propuesto dejar todo sentimentalismo atrás, por Tsukki, y tratar de ser una buena compañía; había fingido por tantos años ser inmune al dolor que le producía ver tan feliz a su amigo con las novias, que podía fingir un rato más. Un par de horas, solamente, se convencía a si mismo Yamaguchi.
A lo lejos divisó a su amigo con una hermosa mujer de cabellos oscuros y mirada clara, acompañados por un joven alto de cabello castaño que se le hizo familiar. Y, a media que se acercaban, descubrió por qué, era su ex, su único ex.
-Yamaguchi -Saludó Tsukki, si bien no lo abrazó, le saludó afectuosamente. Quizás se detuvo a mirarlo más de la cuenta, pero si notó los ojos llorosos de Yamaguchi, no dijo nada acerca de ello.-.Déjame presentarte a Lara -Señaló a la mujer.- y a su hermano, Shin.
Yamaguchi hizo lo imposible para no eliminar la sonrisa de su rostro.-Es un placer conocerlos.
Shin, levantó una ceja interrogante, pero lo hizo tan rápido que nadie se dio cuenta, o al menos eso pensaba Yamaguchi; aún así aceptó su mano y lo saludó con cortesía.
-Bien, ¿Nos vamos?

La pareja iba adelante, charlando de cosas que Yamaguchi no alcanzaba a oír. Atrás, Shin le miraba con intriga.
-Así que... tu amigo no sabía sobre mí.
-No.
-Imagino que tampoco sabe que eres gay.
-No.
-¿No se lo vas a decir?
-No.
-¿Por qué?
Yamaguchi inspiró profundamente antes de responder y sonreír.
-No tengo que responderte a eso.
Shin lo miró por unos instantes.-¿Y si se lo digo yo?
-No lo harías.
-¿Por qué no?
-Porque una vez me dijiste que respetabas la decisión de las personas con respecto de salir del closet. Asi que te pido me respetes, por favor.
Shin lo miró otra vez, sonrió y lo abrazó sin cuidado, casi provocando su caída. -Creo que después de todo no soy tan malo. -Dijo cuando lo soltó.
Horas más tarde se despidieron, y Tsukki consiguió un taxi para que Lara regresara a su casa con su hermano. Luego de despedirla a bordo del auto, se giró hacia Yamaguchi, con un gesto le indicó que caminarían juntos. Habían pasado varios minutos en silencio, atrapados en sus sobretodos cuando Tsukki habló.
-Lara es agradable, no le gustan ni los perros ni los gatos, se recibió de médica y tiene un doctorado. Empezó recientemente la búsqueda de marido, pero ninguno le convencía. Creo que... le agrado. -Terminó por decir suavemente.
Yamaguchi apenas si le prestaba atención, pensaba en las preguntas de Shin y en lo bien que la había pasado con él sin necesidad de esconderse. 
Repentinamente se sintió volver a los quince años cuando era inferior en muchos aspectos a Tsukki. Ni siquiera tenía valor de mirarlo, y tampoco quería escuchar cuán maravillosa era su futura esposa.
Quizás Tsukki debió intuir que algo pasaba con él, porque le preguntó algo completamente ajeno a lo que decía en un principio.
-Vi que tienes una buena relación con Shin, el hermano de Lara ¿Lo conocías de antes?
Yamaguchi iba a mentir, estaba seguro que iba a mentir.
-Sí... él es un compañero de la universidad.-Esa era una buena respuesta, la suficiente para que Tsukki deje de ahondar en ese asunto.
-Oh. Ya veo. -Y Tsukki no preguntó nada más.
Pero pareció recordar algo porque en seguida replicó- ¿Y por qué fingiste que no lo conocías? Lo saludaste con demasiada cordialidad, si son compañeros, ¿no deberían reconocerse?
-Lo conozco de vista. -Respondió sonriendo suavemente.
Tsukki no preguntó más.

Yamaguchi regresó a su casa con mucho cansancio, no recordaba bien las últimas horas, casi sentía que había actuado en automático. Suspiro y procedió a bañarse. Necesitaba un tiempo a solas con sus pensamientos.

Rodo por GrahamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora