By _gxlleta_
Jisung había llegado y por supuesto, Chris ni corto ni perezoso había planeado una noche completa para disfrutar en la hermosa ciudad vecina junto a su amigo.El gran estadero al que todos iban, aquel lugar popular con todas las cervezas y alcohol que deseara, con la música a tope y las personas alegres disfrutando de lo suyo no era nada más que un ambiente lo suficientemente agradable para disfrutar. Lastimosamente, Chris vivía en un pueblo cercano a la ciudad, pero era tanta la popularidad del lugar que era imposible no llevar a su amigo quien venía de visita.
Jisung estaba completamente fascinado por las vistas, era la primera vez que visitaba aquella ciudad costera y se impresionó por tantos paisajes que rodeaban las carreteras.
Había escuchado por parte de su abuela que muchas de estas podían ser peligrosa pero el castaño poca importancia le dió pues, si iban con cuidado nada malo pasaría ¿No?
Eran las siete de la noche para cuando llegaron a la ciudad, Chris decidió que sería buena idea mostrarle un poco de esta a su amigo en ir más tarde a la verbena.
—¿No crees que deberíamos ir mejor directamente?— Le sugirió pero el rubio negó divertido.
—Nop, créeme que te va a gustar lo que vas a ver. La ciudad es más divertida.— Habló tan risueño como siempre lo hacía.
Y no mintió, Jisung disfrutó del tour, de las grandes luces que veía y todo aquella comida deliciosa que probó. Disfrutó la alegría de la gente, estaba dispuesto a disfrutar todo de lo que prometía ser una gran noche.
Once de la noche se habían contado y la música retumbaba en su cuerpo, las personas bailando y otros celebraban el partido pregrabado que se reproducía en la gran pantalla puesta.
—No te distraigas que te ven cara de gringo y te roban.— Aconsejó su amigo.
Jisung asintió concentrándose en sus palabras y pensando que eso sería el único riesgo de su noche.
Alegre y energético con la ayuda de un poco de alcohol Jisung disfrutaba de la noche bailando con botella en mano junto con una linda morena de cabello largo y oscuro como la noche, quien había atrapado su mirada durante toda la velada y no había podido evitar acercarse. La mujer sonreía con encanto y Jisung no podía estar más flechado y aunque sus piernas doliesen, seguiría bailando solo para dar el gusto a quien él comenzaba a considerar una diosa.
—¿Quieres descansar?— La escuchó susurrar en su oído tiempo después y por inercia asintió.
Sentía su cuerpo desfallecer y la planta de los pies ardían de tanto bailar, mientras era guiado por la mujer a una mesa libre, vió a su amigo disfrutando de otro partido mientras charlaba con alguien animadamente.