¿Como Barbie y Ken...? || Haikyuu!! KageHina

🏐Capítulo 3

Con el paso del tiempo estos dos problemáticos del Karasuno se volvieron poco a poco más y más amigos, hasta llegar al punto en entender que le pasa al otro con tan solo mirarlo por unos segundos. Pero aún con aquella "habilidad", Hinata no podía percatarse de los sentimientos de su amigo, al igual que su propio amigo.

– ¡Kageyama! –El chico llamó al más alto— ¿Me estas escuchando?

–¿Eh? Ah, no.

— Te estaba preguntando si quieres venir a mi casa a pasar la noche.

El pelinegro le miró sorprendido, sus mejillas también agarraron un rojo carmín.

– ¿A tu casa? ¿A dormir?

– Sip.

– Eh... Dejame avisarle a mi mamá.

– ¿O sea si vas a venir? –Pregunto el más baja ilusionado.

– Si, idiota.

– ¡Oye! ¡No me digas idiota!

El más bajo solo fue ignorado por el más alto quien llamaba a su madre para avisarle que se quedaría en la casa de un amigo por unos días y que ella no se preocupará.

– Listo. Después tendría que ir a mi casa a buscar pijama.

– ¡Bien!

El azabache y el de cabellos anaranjados se dirigían a la casa de más bajo, obvio después de acompañar al más alto a buscar su pijama, el camino era silencioso pero para nada incómodo, ambos estaban relajados.

Al cabo de unos minutos ya estaban dentro de la casa. Hinata y Kageyama fueron recibidos por la madre del de cabellos anaranjados.

– ¡Shouyou! ¡Y por lo que tengo entendido, Kageyama-san! La comida estará lista en unos minutos –La mujer se iba a retirar pero antes de eso volvió a hablar– Oh, Kageyama-san, si no te molesta, ¿Puedes dormir donde Shouyou?

– ¿Eh? –El simple hecho de que el estaría en la misma cama que al más bajo le provocó un sonrojo– ¡N-No importa, señora Hinata!

– Me alegro.

Ambos se dirigieron a la sala de estar, donde se encontraba Natsu, la hermana menor de Hinata. Ella al ver a ambos chicos se acercó.

– Nii-chan, ¿Quién es ese chico aterrador?

– ¿Eh? ¿Kageyama? –El más bajo estaba por echarse a reír– Solo es un amigo del club.

Aquellas palabras fueron como un golpe duro hacia el más alto, quien frunció más el entrecejo al no saber el porqué de esa reacción en su cuerpo.

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Ya habían comido. Kageyama, sin querer se hizo amigo de la familia Hinata, más aún d ela pequeña Natsu, quien después de comer siempre que podía se colgaba en la espalda del mayor, también le pedía jugar con ella y su hermano, obvio el azabache no podía negarse a esa criaturita por lo que antes de irse, Hinata y Kageyama, jugaron con ella hasta que le entró sueño.

Mientras Kageyama pensaba en cómo se había divertido aquel día, Hinata dormía tranquilamente.

Kageyama, al ver que el no se podría dormir se levantó con cuidado de no despertar a Hinata y sacó su celular de su bolso comenzando a ver unos cuantos partidos de volley.

El más alto hubiera seguido viendo partidos si no fuera por una somnolienta voz.

– ¿Kageyama...? ¿Que haces despierto tan tarde?

El azabache se giro hacia el somnoliento Hinata, quien se resfregaba los ojos.

– Ah... Es que, no lograba dormirme, así que me puse a ver algunos partidos de volley.

– Hmm... –El más bajo pareció pensar unos segundos antes de volver a hablar— Ven aquí.

El anaranjado hizo un ademán de decirle que fuera a la cama con su mano, el más alto solo acató la orden volviéndose a acostar.

En el momento en que estuvo acostado los brazos de Hinata lo rodearon apoyándolo en el pecho del contrario, logrando escuchar sus suaves latidos, al mismo tiempo que una de sus manos se dirigió a su cabello para seguidamente acariciarlo.

– Cuando no podía dormir mi mamá me abrazaba y acariciaba el pelo, a los segundos ya estaba dormido, jeje.

Kageyama por su lado, fue atacado por un fuerte sonrojo y lamentablemente su sonrojo era demasiado visible, su pulso estaba acelerado y su mente estaba totalmente en blanco, era como si estuviera en las nubes.

– ¿Kageyama? –Llamó al más alto al ver que el chico estaba inmóvil.

El cuerpo de Kageyama se movió inconscientemente sólo y para demostrarle a Hinata que aún estaba vivo. Sus brazos se movieron hasta un poco más arriba de la cintura del anaranjado para después abrazarlo, pegandose más hacia el. En respuesta a aquella acción por parte del azabache, el más bajo acomodó su mejilla en la parte superior de la cabeza del más alto y continuando con sus caricias. Finalmente ambos terminaron dormidos profundamente.

Definitivamente esa es un escena que a ambos les daría vergüenza que alguien se enterará.

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