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Yeonjun jadeó encantado cuando su alfa volvió a remarcar su unión, se sentía tan pleno que el nudo expandiendo sus paredes no le incómodo en lo absoluto, además el orgasmo le había pegado tan bien.

Mi omega — declaró Soobin con su voz de mando acariciando las caderas de su chico.

Yeonjun le dio una de sus hermosas sonrisas — Tu omega, por siempre.

Juntaron sus frentes, el mayor pasó sus brazos alrededor del cuello ajeno y se besaron con amor, devoción. Con lo que duraba el nudo, se dieron muchos mimos y su lobo movía la cola contento, se sentía tan amado que todo lo demás no importaba, solo ellos.

Yeonjun delineó la frente de Soobin, acariciando sus cejas con lentitud y admiración. Estaba tan perdidamente enamorado que ignoró ese leve olor cítrico que sintió en el traje de su pareja, de seguro era alguna omega del trabajo. Su omega había gruñido, detestó ese olor y lo mejor que pudo hacer fue restregarse contra su alfa, impregnándolo de su rico aroma; vainilla y fresas.

Aprovechando su celo, liberó sus feromonas en toda la casa, haciendo aturdir a Soobin por unos instantes y seducirlo para que después lo jodiera en la cama.

Tenían varios días para poder disfrutarse y Yeonjun sólo tenía un objetivo en mente; tener su primera camada.

Claro que no le diría a Soobin, sería una hermosa sorpresa. Su omega se removió emocionado con la idea de un cachorro, liberando feromonas dulces.

— ¿Se puede saber por qué estás tan feliz? — la voz de Soobin lo sacó de su ensoñación, éste acariciaba sus curvas con delicadeza.

— Solo estoy feliz de que hayas aparecido en mi vida, estaría perdido si no fuera por ti — dio un prolongado beso sobre los finos labios — te amo demasiado, Binnie.

Soobin le sonrió dulcemente y acarició las curvas ajenas, sin responder.

broken ✧ soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora