Capitulo 2

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*Narra Raven*

Después de la charla con los Malankov, nos sacaron del lujoso hotel, afuera había dos autos deportivos y un pequeño camión de carga.

Odiaba ver esa escena, pero era parte de mi trabajo, tomaban del cabello a las chicas y las drogaban para después subirlas, como costal de papas, al camión. A nosotras nos fue mejor, al ser las líderes, nos dieron las llaves de un hermoso auto color vino.

- Toma, tu conduce - dijo Stephen a Camila después subió al otro auto en la parte de atrás junto a Irina.
Camila hizo un movimiento con su cabeza, dando a entender que subiéramos al auto.
Subí en el lado del copiloto y Mackenna atrás. La ojiazul puso el auto en marcha siguiendo de cerca el camión.

- No nos presentamos de manera apropiada, soy Mackenna, pueden decirme Mack - comentó desde la parte de atrás, estiró su mano hacia mí para estrecharla.

-Raven sólo Raven- dije un poco seca, tomando su mano.

Camila ni siquiera se inmuto, seguía manejando, su mirada clavada en el camino. Hasta que decidió hablar.

- Debe quedarles muy claro a ambas, no somos amigas, sólo trabajamos juntas es todo - dijo intercalando su mirada entre el espejo retrovisor y el camino.

- ¿Trabajo? ¿Así lo ves? ¡Nunca saldremos de aquí! Tenemos suerte de seguir vivas - habló con coraje Mackenna

- Y si queremos permanecer así debemos hacer lo que nos pidan- dije mirando por la ventanilla - Ahora ambas cierren la boca - hablé. El resto del trayecto continuo en silencio. Salimos de la ciudad a un camino completamente desolado.
Después de un rato más de camino, nos detuvimos en una casa elegante.

- Porqué tienen a las prostitutas en estas condiciones, cualquier otro cartel las tendría en los peores lugares - comentó Mackenna mientras bajábamos del auto.

-Bueno las chicas no van con cualquier cliente, todas van con políticos, y gente millonaria. - respondió con tono suave Camila. - Mi hermana Karina está aquí, nunca las tratan mal, a excepción de los clientes masoquistas o si haces alguna estupidez, según escuche es fácil ganarte la confianza de Stephen. - continuó.

- Si claro ¿qué hay que hacer? ¿seducirlo? - Está vez hable yo. No era mala idea.

- Tal vez, pero así ganaremos su confianza - murmuró nuevamente Camila.

Llegamos a la puerta principal ahí aguardaba Irina, nos miró y después hablo.

- Entren señoritas las cosas son fáciles Mackenna y Camila vayan al sótano ahí hay ropa, vistan a sus chicas. - dijo apuntando a una puerta la cual llevaba al sótano; Camila y Mack se dirigieron hacia allá.
Irina se giró a verme y continuó - En cuánto a Raven, tus niñas permanecen dormidas se les dan calmantes cada cierto tiempo, a comparación de las mayores, ellas suelen dar más problemas, si despiertan las vuelves a drogar ¿comprendes? - preguntó a lo que sólo asentí. - Bien sube hay tres niñas arriba, ve y haz lo que te ordene - dijo dándose la vuelta, finalizando la conversación.

Comencé a subir las escaleras y entre a la primera alcoba, memorizando todo lo que mis ojos observaban, entre.
Había una chica morena, cabello castaño y ojos cafés claros tenía unos 17 años, una chica rubia de ojos azules que no paraba de llorar no pasaba de 13 años y la última una niña de color con cabello ondulado estaba completamente drogada en el suelo. Me acerque a la rubia e intente tocar su hombro, pero de inmediato se movió hacia atrás.

- ¡Hey tranquila, no te haré daño! - dije mientras movía mis manos al frente. - Tranquila ¿sí? - intenté tocarla de nuevo y está vez cedió - ¿Cuál es tu nombre? - pregunté con tono suave.

- Mar... Markie... Williams - contestó tartamudeando.

- ¿Y tú? - pregunte endirección a la Morena.

-Nadia DeCotis - dijo con voz distante.

- Mi nombre es Raven - giréhacia la puerta cuando entro de manera brusca un hombre fornido y alto, tomandoa la niña inconsciente en brazos salió sin decir nada. Irina llegó y se recargoen el umbral de la puerta.

- Sólo serán ellas, algunas las vendimos a otros socios del.
negocio- dijo sonriendo -Pagarán muy bien por ambas - señalo a Nadia y Markie. - Raven, vístete como ellas, saldrás con Camila y Mackenna a cuidarlas- finalizó la conversación dándose la vuelta. - Por cierto, pidan más de $1000 dólares - comentó.

Giré a verlas - Bien chicas arréglense, estaré con ustedes, por favor no quiero drogarlas. Hagan las cosas fáciles. - si quería que la redada fuera pronto debía comenzar con el trabajo. Aunque eso no me gustará. Ambas tomaron varias cosas y comenzaron a vestirse.
Markie temblaba mientras se peinaba, mientras Nadia estaba sin expresión ni sentimiento alguno maquillándose.
Con el temblor que tenía Markie la llame - ¿Markie? Ven te ayudo - ella me miró y asintió.
Empecé a cepillar su largo cabello rubio y después comencé a trenzarlo. Cuando termine, tome un pañuelo y seque sus lágrimas - Escucha linda, odio hacer esto tanto como tú, pero si no queremos terminar muertas debemos acatar ordenes ¿ok? Así que para de llorar. Se que no me conoces y no confías en mí, pero ten por seguro que no dejaré que nada te pase... ni a ti Nadia ¿escucharon? - Markie asintió y Nadia susurró un "si claro". Después de maquillar a Markie me maquille yo.

Minutos después Irina nos llamó. Las mire y asentí dando a entender que todo estaría bien.
Nos sacaron de la casa y nos metieron a una camioneta.
El camino era oscuro y tenebroso, lo único que alumbraba era la luz de la luna y el faro de la camioneta.
Al paso del tiempo llegamos a la ciudad, la bella ciudad de San Petersburgo. Nos bajaron en un burdel con pinta horrible.

Al bajar del auto, un hombre se acercó a mí y me entregó un celular - Los Malankov te llamaran- dijo con voz áspera. Asentí y me dirigí a las niñas.

-Tengan- les entregue una cuchilla de cerámica- hagan su trabajo y solo si se sienten en peligro úsenla, guárdenla en su bolso. Suerte- las dos tomaron la cuchilla y asistieron.

Tan pronto las camionetas que nos trajeron se fueron, la calle comenzó a llenarse de autos deportivos que buscaban una chica con quien divertirse. A pesar de ser ilegal, había demasiados "clientes". Un tipo joven, alto y de barba se llevó a Markie y otro de edad más avanzada se marchó con Nadia. Jamás olvidaré las miradas de ambas al subir al auto, definitivamente odie mi memoria fotográfica en ese momento, pero lejos de todo sabía que estarían bien.

A lo lejos observé a Camila, caminando con pasos sutiles y elegantes, movía las caderas de manera provocativa. Me acerqué a ella de la misma manera.

-Si seduces a los clientes, se llevarán más rápido y sin cuestionar a las chicas. - dijo mientras le sonreía sensualmente a un tipo en un auto. - ¿Cuántas niñas tienes? - preguntó.

- Sólo dos, a las demás las vendieron - mencioné - ¿Y ustedes? - repetí su pregunta.

- Son diez; Mackenna se encarga de cinco y yo de cinco. No es fácil ¿sabes? Aparento seguridad e indiferencia, pero por dentro me quema la impotencia. - habló rencorosa. - Además no he visto a mi hermana.

- Si te comprendo - Camila me sonrió levemente. -

- Llegará un momento donde podré vengarme de los Malankov. Mi hermana llevaba años desaparecida, creí que, si también me raptaban a mí, la encontraría. La última vez que hable con ella su cliente era un Gobernador de Moscú. Después de eso no volví a saber de ella. Y no descansare hasta encontrarla - estaba furiosa y con razón necesaria, pero la venganza no era la mejor solución. Puse mi mano en su hombro y susurre "lo siento".

Camila se separó un poco de mí y al hacerlo mi celular comenzó a vibrar. *Desconocido* leí en la pantalla, moví mi dedo y respondí.

- ¿Hola? - hable.

- ¿Grace?

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Línea de fuego ||Chicago PD||Jay Halstead *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora