Jane es enviada a la casa de los Holmes a pasar el verano. Pero no todo es lo que parece
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Amparados por las sombras de la noche que caía, la apoyó contra un banco bajo un balcón, iluminados por una vieja farola..
Jane: Señor Holmes, ¿me enseñas a dar besos? ( dijo sensualmente soltándose el cabello)
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Sherlock la miró sin saber exactamente que decirle, no era bueno en los juegos de seducción, lo ponían nervioso, pero tenerla ahí delante, expectante de que le respondiera, le hizo ver que no le quedaba más remedio que seguir ese dulce juego femenino.
Sherlock: ¿Co...como que a besar? —preguntó confuso.
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Jane sonrió de manera dulce, la contempló, tan bonita como estaba con su largo pelo rubio ondulado y esa mirada de ojos marrones tan juguetona. Se la veía pletórica.
Jane: Es que ..señor Holmes ( dijo poniendo su mano en el pecho de él) algún día yo tendré un novio y tengo miedo de decepcionarle ( explicó) Por eso, he pensado que igual tú podrías enseñarme como besar bien... ( se mordió el labio inferior)
Sherlock se empezó a poner nervioso. Miraba a Jane y podía apreciar su deliciosa anatomía a través del vestido que llevaba con marcadas curvas femeninas. Sus senos se adivinaban pequeños, aunque bonitos, y sus piernas se atisbaban largas y blancas. Casi suspiró de emoción..
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Sherlock: Está bien..pero sólo uno..
Ella se sentó a su lado y quedaron frente a frente. Jane lo miraba de una manera tan adorable y deseosa que no podía resistirse. Vio como ella cerraba sus ojitos y acercaba su rostro. Sherlock, tras respirar un poco para calmarse, cerró también los suyos y se acercó, listo para dar el beso.
