Después de una hora en la que mi madre me advirtió sobre fiestas y chicos, por fin decidió marcharse. Me abrazó y me dio un beso de despedida y le dijo a D.o que le esperaría en el coche.
"Echaré de menos no estar contigo todos los días." Dice dulcemente y me envuelve en sus brazos. Inhalo su perfume, el que le compré para Navidades, de una vez y suspiro. Echaré de menos este olor.
"Yo también te echaré de menos pero hablaremos todos los días." Le prometo y le abrazo más fuerte. "Me gustaría que estuvieras aquí este año." Le digo y me acurruco en su cuello. D.o sólo es un par de centímetros más alto pero no hay una gran diferencia. Me da un beso de despedida cuando mi madre hace sonar el pito del coche. Cuando mi madre y D.o se han marchado, deshago la maleta y me tumbo en la cama. Ya me siento algo sola y no ayuda que mi compañera no esté. Presiento que no parará mucho por aquí. ¿Por qué no me han podido asignar a alguien que le encante quedarse en casa y leer o estudiar? Supongo que eso es bueno porque así tengo la habitación para mí sola. Antes de irme a acostar, saco mi agenda y apunto mis clases de este semestre y las reuniones del Club de Literatura al que tengo intención de apuntarme. Anoto una salida del campus mañana para conseguir algunas cosas para mi habitación. El hecho de que no tenga coche lo dificultará un poco. Quizás debo empezar a buscar uno. Tengo suficiente dinero ahorrados de los regalos de graduación, pero no quiero estresarme a causa de un coche en este momento. Vivo en un campus así que habrá muchos autobuses que pasen por aquí. Cuando acabo, cierro la agenda y me quedo dormida.
Steph no está en su cama a la mañana siguiente. Me gustaría conocerla mejor pero puede que no si es la clase de persona que se queda despierta por ahí toda la noche. Quizás uno de los chicos con los que estaba sea su novio. Espero que, por su bien, sea el rubio. Cojo mi bolso de aseo y me dirijo al baño. Una de las cosas que menos me gustan de vivir en una residencia universitaria es, sin ninguna duda, las duchas, ¿por qué no puede tener cada habitación la suya en vez de una común? Es incómodo pero al menos no son mixtas. Eso es lo que había asumido antes de llegar a la puerta, bastante segura de que había dos figuras en el cartel, una masculina y otra femenina. Ugh. Que haya chicos en las duchas va a ser incómodo. Sólo tengo que programar una alarma para venir antes, cuando, con un poco de suerte estarán vacías.
El agua de la ducha tarda en salir caliente y empiezo a preocuparme de que alguien abra la cortina exponiendo mi cuerpo desnudo a una habitación de chicas y chicos. Todos parecen cómodos a pesar de que no deberían estarlo. De momento, la vida universitaria es extraña. La ducha es pequeña, con una pequeña refiera de perchas en las que colgar mi ropa mientras me ducho. Pienso por un momento en D.o y mis amigos. Me distraigo mientras me doy la vuelta y mi codo golpea las perchas provocando que toda mi ropa caiga al empapado suelo. El agua sigue cayendo sobre ella, empapándolas por completo.
"¡Tiene que ser una broma!" Gruño para mí misma.
Apago el grifo y envuelvo mi cuerpo en una toalla, cogiendo al mismo tiempo la pesada pila de ropa mojada y corriendo por el pasillo, esperando que nadie me vea. Alcanzo mi habitación y meto la llave en la cerradura, aliviada por momentos, hasta que me giro para ver a un chico de pelo liso tirado en la camada de Steph.