Mi Regalo de Navidad → *Kentin*

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—¿Perdona? —dije ante la precipitada petición de Rosalya—. ¿Quieres que sea tu conejillo de indias?

Mi amiga, cuya cabellera era tan blanca como la nieve se limitó a asentir con emoción. No era un misterio para nosotros que tenía una pasión desenfrenada por la confección de conjuntos y la moda; sin embargo, siempre terminaba sorprendiéndome. Le lancé una mirada a Alexy, quien parecía sonreírme con maldad.

No tenía opción.

—Es el baile de Navidad —repitió por décima vez—. Vendrán algunos invitados de otros institutos a nivel internacional. ¡Es mi oportunidad para demostrar mi talento! —Me sonrió con euforia, causando algunas risas de parte del peliazul—. Necesito un modelo y tú eres la opción más cercana.

—Entonces, ¿confeccionarás un vestido para mí? —añadí sugerentemente. Me limité a preguntar si tenía que pagar, pero al ver mi expresión, dedujo mi pregunta.

—Claro que tienes que pagar —aseguró.

Solté unas cuantas risas, pero al ver que ninguno de los dos emitía la misma reacción, dejé de hacerlo.

—¿En serio? —dije sin creérmelo. Le estaba haciendo un favor y, tal parece, tenía que gastar dinero por ello.

—Los materiales cuestan —informó—. Además, podrás quedarte el conjunto. Te aseguro que será hermoso.

No muy convencida, terminé aceptando. De todas maneras, en uno de los tantos favores entre amigas. Rosalya me había ayudado mucho con algunos problemas que tuve en el instituto. Negarme a su petición no sería muy lindo de mi parte. Además, confío en su buena mano. Estoy segura que hará un conjunto hermoso.

El baile sería la semana entrante, así que Rosa tenía el tiempo algo ajustado. Asumo que Alexy ayudará en la elaboración del vestido, por lo que no pasaré mucho tiempo con ellos estos días. Ante de salir del instituto, me dirigí hacia mi casillero para sacar una bufanda de lana.

Al llegar al lugar, me encontré a Ámber conversando con su grupo de amigas. Traté de pasar desapercibida entre ellas y no escuchar su diálogo; sin embargo, me era imposible no hacerlo, ya que hablaban y no precisamente bajo.

—El baile de Navidad es tu oportunidad —dijo Li de manera muy animada—. Estoy segura que terminará cayendo a tus pies con tu vestido.

¿De quién estarán hablando?

—Por supuesto —aseguró la rubia—, Kentin me ha estado observando mucho últimamente. Sería muy tonto de su parte dejar pasar esta ocasión —se señaló así misma con una sonrisa ególatra.

Al oír el nombre del castaño, dejé caer unos cuantos libros que saqué antes para alcanzar la bufanda que se encontraba al fondo para mí pesar. Tal estruendo fue suficiente para que mi presencia sea advertida. Cerré los ojos, rezando para que no se haya escuchado tan fuerte como creí. Luego de unos segundos en absoluto silencio, decidí entreabrir uno.

La imagen que observe fue la expresión seria de Ámber delante de mí y a sus dos amigas detrás.

—Te gusta oír conversaciones ajenas, ¿no? —me sacó en cara mientras me apuntaba con su dedo índice. Hice caso omiso a su conjetura y me agaché para recoger mis cosas—. Oye, te hice una pregunta.

—No es mi culpa si sus voces son tan estruendosas —exclamé—. Quiero decir... no.

Ámber se limitó a rodar los ojos y marcharse de ahí, mientras que Li y Charlotte la siguieron, no sin antes lanzarme una mirada de reprobación. Suspiré por lo bajo. Comenzaba a cansarme el hecho de tener que enfrentarme a ellas a menudo. Desde el primer día, pareció que se las agarraron conmigo.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2020 ⏰

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