—¿Qué te sucede hoy? —Shinobu miró a Misturi quien desde la mañana estaba contenta, pero al verla la sonrisa de felicidad se borró de su rostro.
—Solo dormí un poco mal, no te preocupes —sonrió como de costumbre, lo que hizo agitar el pecho de la pelirrosa.
En todos los años que la pelirrosa conocía a Shinobu, nunca la había visto tan triste y pensativa como ese día.
—Si te pasa algo, cuéntamelo. —La pelinegra giró la mirada recogiendo todas sus cosas.
—En otra ocasión, ahora tengo que ir al laboratorio —mintió para salir de aquello, sin dudas era de esos días que sus sonrisas no servían para ocultar todas sus preocupaciones.
Caminaba lento por los pasillos, sin tener una pizca de deseos de ir hacia su próxima sesión, buscando algo para escaparse de la realidad que la envolvía, con la mirada perdida en aquellas memorias de la noche anterior. No se concentraba por donde caminaba y chocó contra alguien.
—Lo siento —dijo mirando hacia arriba observando con detenimiento a la persona con quién se había topado, la peor persona que se podía encontrar.
—Shinobu —dijo mirando la chica y tendiéndole una mano para que se levantará, aunque su orgullo se opusiera ella la tomó —. ¿Por qué estás así? —La voz del chico sonaba con cierto toque de tristeza, ella negó con la cabeza.
—Por nada. —Se giró rápido antes de darle tiempo a contestar otra cosa.
Douma la tomó del brazo impidiéndole su andar y le sonrió. Ella no entendía a que se debía aquello y solo pudo mirarlo tratando de fruncir el ceño, sus ojos mirándola destellantes y con esa sonrisa tan peculiar en su rostro, su compañía no era necesariamente lo que necesitaba la chica en ese momento.
—Saltémonos las clases. —Shinobu pensó un poco en la propuesta del hombre, no era que le animará mucho estar en un laboratorio pero tampoco ir con él.
—¿Qué ganaría yo? —suspiró un poco fastidiada, por más tiempo que pasaba con Douma lo entendía menos.
—Liberarte de esa carga —respondió y algo hizo clic en la cabeza de Shinobu, ya él la había visto con el alma rota y los ojos empañados ¿Qué más vergonzoso podría contemplar aquellos ojos arcoiris?
—Vale. —Se resignó y Douma sonrió feliz.
Tomándola del brazo sin que ella opusiera resistencia se desplazaron hasta la azotea. Aquel típico lugar donde las personas se fugan de sus clases, pero por alguna razón nunca eran encontrados por los profesores. Shinobu sintió el aire golpetear su cara y miró a su acompañante, no sabía porqué él siempre estaba ahí para ella, aún cuando todo fuera su culpa tenía la llave que abría las puertas a la soluciones de su vida, solo que la pelinegra no se disponía a creer en él.
—¿Ahora si me vas a contar? —Él se sentó en el suelo cerca de la sombra seguido por ella.
—¿En serio crees que debería decirle a Mitsuri y mi hermana lo que me pasa? —contestar una pregunta con otra era la especialidad de la chica.
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Mariposa Caída «DouShino»
Fanfiction¿𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑎𝑟𝑖𝑝𝑜𝑠𝑎𝑠 𝑛𝑜 ℎ𝑎𝑛 𝑝𝑜𝑑𝑖𝑑𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑎𝑟? ¿𝑄𝑢𝑒 𝑠𝑢𝑐𝑒𝑑𝑒 𝑠𝑖 𝑠𝑒 𝑙𝑒𝑠 𝑙𝑎𝑠𝑡𝑖𝑚𝑎𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑎𝑙𝑎𝑠? ¿𝑀𝑜𝑟𝑖𝑟𝑎𝑛 𝑒𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑒𝑑𝑎𝑑 𝑜 𝑝𝑎𝑠𝑎𝑟𝑎𝑛 𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑣𝑖𝑑𝑎𝑠 𝑠𝑖𝑛 �...