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-Señor Lee, gracias por su tiempo...

Cuando su jefe le abrió la puerta de la oficina, con el ceño fruncido y una expresión de muy poca felicidad en su rostro, el estómago de Minho se contrajo en su sitio anticipado lo peor.

-Profesor Han, dígame en que puedo ayudarlo.

El señor Park no se veía para nada contento, con su bigote torcido y espeso sobre sus labios rectos, un puro en su mano derecha y los brazos cruzados en su asiento, mirando de frente a su subordinado.

-Lee, ¿Puedes revisar esta auditoría por favor?

Jisung se relame los labios con angustia, toma asiento frente a su escritorio de madera. El señor Lee se encuentra justo frente a él, con su siempre elegante presentación y peinado de coma, en su rostro casi siempre sonriente, no hay más que inseguridad, miedo y sus ojos destellan en tristeza.

Lo leyó, lo revisó, calculó todo de nuevo y no fue capaz de encontrar error alguno en los documentos que su jefe le pidió revisar, sin embargo, Park tomó dos hojas en particular, las mostró en comparativo, con su expresión firme y estoica y Minho supo, que estaba frito.

-Esto solo re afirma tu ineptitud, Lee.

-Como sabrá, hoy tuvimos junta de padres para tratar lo relacionado a la semana cultural. -El profesor cruza sus dedos sobre el escritorio, habla claro y suave y en su voz se percibe un genuino interés. Minho le mantiene la mirada fija a los ojos como muestra de total interés y respeto. -Y al no presentarse, supuse que sería oportuno tener una charla con usted...

Minho asiente con un nudo en la garganta que aclara en un carraspeo. -Me disculpo por la ausencia, hubo algunas...-

-Complicaciones, entiendo. -Jisung deshace el agarre de sus dedos, el padre de familia mantiene la boca abierta tal cual antes de ser interrumpido. -Escuche, señor Lee... No estamos aquí para hablar del vestuario de Mia.

Minho no supo otra cosa en ese momento, que el nombre de su hija. Su carita, su voz en las mañanas, su permanente sonrisa sincera. ¿Qué iba a decirle a Mimi, su pequeña Mia que de nada era culpable?

-Servicios sociales es muy estricto en cuanto a quien y a que hora recoge a los niños. -Jisung siempre habla suave, aunque lo que diga sea como una daga para su oyente, el timbre de su voz es bajo y eso, al menos, no lo hace sentir como un ataque. -Después del tercer retardo, un agente viene a verificar las condiciones de vida del menor y si es decisión del estado...

-Recoge tus cosas en veinte minutos. Tu cheque de liquidación será enviado mañana.

Y a Minho le falta el aire, porque su cuerpo se rehúsa a mantenerse consciente de nuevo para escuchar lo que sabe que dirá su profesor. Se sostiene el rostro ahuecando sus manos en su nariz, le pican los ojos y le tiembla la quijada, mientras niega repetidas veces en silencio lo inevitable.

-... Podrían quitarle a su hija.

-Estás despedido.

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-Buenos días, princesa...

Se prometió a sí mismo al salir de ese salón de clases, que no permitiría que su hija supiera la verdad detrás de esas "vacaciones con Mamá Chungha", se lo reafirmó cuando le cepillaba el cabello, sentada la pequeña entre el espacio de sus piernas. Se repitió mil veces que haría todo de nuevo exactamente de la misma forma solo para verla dormir en su pecho, aunque Minho no pudiera quitarse ni la corbata ni cerrar los ojos en toda la noche.

•UN NOVIO PARA PAPÁ•━━☆゚minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora