Emmett.

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Un nuevo parpadeo hizo que Emmett sonriera mientras observaba a su esposo dormir plácidamente, aun era demasiado temprano y seguro sus hijos continuaban durmiendo. Sintió a Seth removerse acercándose más al cuerpo del rubio quien le rodeó con uno de sus brazos para tenerlo sostenido; el vampiro le gustaba sentir esa calidez que su cachorro no había dejado aún después de haber vuelto a la vida, él la sentía claramente aunque Leah aseguraba que la temperatura de su hermano había disminuido.

Había adquirido aquella costumbre de meterse en la cama junto a su esposo como si fuera él también a dormir, sin embargo, era quien cuidaba a la familia mientras ellos dormían tranquilos; nunca le molestó y tampoco incomodó, por lo contrario, de esa forma se sentía seguro de que las personas que él más amaba estaban protegidas.

Bajó la mirada para ver a Seth acomodarse una vez más sobre su pecho y logró ver aquella mano que tenía en el dedo anular el anillo que los unía en cuerpo y alma.

Pocas eran las veces en las que el rubio vampiro se detenía a pensar en lo que pasó para lograr obtener lo que ahora vivía. Siempre habían cosas que le hubiera gustado cambiar pero probablemente esos cambios hubieran hecho cambios en el destino y cabía la posibilidad de que ahora no tuviera a Seth a su lado o incluso a sus dos hijos.

―Gracias. ― Fue lo que le susurró Emmett a Seth mientras le veía dormir, quizás Seth nunca viera todo lo que había hecho por el vampiro; le brindó tantas cosas que solo fueron parte de su imaginación y sueños una vez pero que ahora los vivía tan bien que se sentía poco real.

Y cuando observaba a Naim y Luke era que se volvía real.

Su vida no era solo un sueño.

Era tan real como sus dos hijos.

Sus dos pequeños hijos que eran todo lo que Emmett logró soñar una vez e incluso más.

Y todo eso se lo brindó la persona que ahora dormía totalmente absorto del mundo, utilizando su pecho como una blanda almohada.

Seth.

―¿Papá?― Aquella suave voz infantil se escuchó en la habitación e inmediatamente Emmett acomodó a una velocidad propia de su especie a Seth para que permaneciera sobre la almohada que Emmett solía utilizar; el vampiro ya estaba tomando en brazos a Luke quien estaba más dormido que despierto en ese momento por lo que solo le quedó acomodarse en el hombro de su papá y cerrar los ojos mientras nuevamente se dejaba llevar por el sueño.

―¿Qué pasó amiguito? ¿Quieres algo de tomar?― Luke negó con la cabeza.

Ninim... otra vez habla dormido.― murmuró casi ya dormido.

Emmett acomodó la pequeña camiseta de su hijo para que le cubriera bien la espalda mientras se dirigía a la habitación que ambos hermanos compartían.

Desde hace algún par de días Naim tenía sueños que siempre le hacían levantarse estando alerta. Emmett pensaba que eran pesadillas y normalmente un abrazo de parte de Emmett o de Seth lo calmaba para volver a dormir un poco más hasta la hora del desayuno.

Naim no contaba lo que soñaba, normalmente solo decía que no recordaba pero era evidente que mentía, Emmett aun deseaba saber lo que soñaba y mantenía siempre pensativo a su hijo. Quizás Edward pudiera averiguar algo, pensó Emmett.

Emmett colocó a su hijo menor, quien soltó un bostezo, en su cama mientras iba a sentarse a la orilla de la cama de su hijo mayor, acariciándole el cabello y removiéndole al ver que estaba húmedo por el sudor, lo cual le decía que era una pesadilla y no solo un sueño. Su hijo mayor en oportunidades era un mundo tan diferente, como si estuviera ahí con ellos pero que los sueños se lo arrebataban para mostrarle cosas que lo asustaban y hasta cierto grado le perturbaban.

AFTER THE PAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora