Obsesion ||JimSu||

u n o

31 de octubre 2015.

—¡Es suficiente! —sus puños se estrellaron contra la mesa que se encontraba justo frente a mí, mis manos se apretaron en puños en impotencia, quería, tenía las enormes ganas de no tener estás estúpidas esposas para poder levantarme e inclinarme sobre la mesa para retorcerle el pescuezo a ese infeliz, pero por supuesto no lo hice, estaba prácticamente inmovilizado, y con dos guardias con armas enfundadas casi a punto de apuntarme en la cabeza, no podía hacer nada—. Ya estoy cansado, Park —su mirada demostraba la furia contenida en su interior—. ¿En dónde cojones lo escondiste?

Mi sonrisa se ensancho ante su pregunta, ¿por qué debería darle una respuesta? No hay necesidad de hacerlo, por un momento pensé que habían logrado dar conmigo por Yoongi...

Yoongi, ¿cómo te sentirás en este momento? Seguramente está haciendo demasiado frío en el sitio en donde ahora mismo te encuentras, recuerdo la cara de miedo que pusiste al enterarte de que te llevaba a un sitio demasiado lejos de casa, pero también recuerdo esa hermosa sonrisa tuya cuando te mencione que sólo iríamos al supermercado, me reí haciendo que el detective me mirase a los ojos, si alguien más estuviera apreciando lo que yo, sabría que seguramente el hombre frente a mí estaba considerándome un loco, pero de ninguna manera, no estoy loco, jamás lo he estado, soy tan sano y normal como cualquiera en esta habitación.

—Yo no escondí a nadie, señor detective —dije después de que la risa se esfumase de nuevo.

—No mientas —el hombre se inclinó sobre la mesa, su asqueroso aliento, podía percibirlo, si esté hombre no mantenía su distancia, sería capaz de ahorcarlo, pero no puedo, sigo inmovilizado, y eso me hace sentir realmente inútil—. Te vieron en la carretera, ibas hacia el oeste de la ciudad, y estabas acompañado de un chico.

—¿Un chico? —incline la cabeza.

—No te hagas el estúpido, Park —se alejó de mí—, sabemos que has sido tú, si no quieres pasar una condena de muerte, será mejor que digas de una vez por todas que fuiste tú quien lo hizo desaparecer, y será mejor que lo hagas pronto.

Mi rostro dejo de tener expresión alguna, ¿decirle a ese hombre lo que ocurrió aquella noche? ¿Para qué hacerlo? No encontraba necesidad alguna para llevar a cabo lo que con insistencia me han pedido durante una semana entera, no quiero decir nada, no vale la pena que lo haga, además ni siquiera han mencionado a quien desean encontrar, he viajado al oeste con varios chicos, amigos míos, mi tío y mi abuelo, nada más, no comprendo a lo que estos oficiales quieren llegar.

—Seguramente iba al centro comercial que se encuentra en esa área, y seguramente llevaba a un amigo conmigo.

—Eran más de las tres, Park —observe como sus brazos se cruzaban sobre su pecho, en ningún momento ese hombre ha dejado de mirarme—, ese lugar cierra a la una de la mañana, por lo tanto, no estaría abierto ni, aunque acelerases a tope —mordí mi lengua—, y por lo que sé, solamente tienes como amigos a tres chicos, nada más, y ellos ya han sido investigados, todos han dicho que ni siquiera te habías acercado a ellos porque estabas de insistente en que irías a ver a Min Yoongi...

Mordí con más fuerza mi lengua al escuchar su nombre, nadie más puede decir su nombre, solamente yo puedo decir su nombre, no hay otra persona que deba decirlo, todos lo pronuncian de una manera incorrecta, todos lo dicen casi escupiéndolo, su nombre es precioso, no deberían de decirlo como si ya no importase en este maldito mundo.

—Te aconsejo, que lo mejor será que digas la verdad, estás prácticamente atrapado entre la espalda y la pared, no puedes hacer ni decir nada que pueda llegar a darte la salvación, ni siquiera el mismo cielo te salvaría en estos momentos, Park.

Sonreí ladino, ¿a quién le importa?

—Y más vale que dejes de sonreír, imbécil, ¡o seré yo quien te haga perder esa estúpida sonrisa!

La expresión en su rostro, tan encolerizada me estaba dando ternura, pero sobretodo podía ver en sus ojos algo que apenas y había podido notar, había miedo en esa mirada, en como sus ojos parecían temblar de terror, la furia contenida que me estaba teniendo era solamente una máscara a la verdadera realidad, él estaba asustado, asustado por tenerme tan cerca, atemorizado por saber si acaso mis manos en verdad están esposadas detrás de mi espalda, atento a su arma por si acaso llego a hacer algo extraño, y pronto de nueva cuenta algo dentro de mí comenzó a reírse, una risa que brotaba de mí en una carcajada, no pude evitar hacer la cabeza para atrás para disfrutar de la risa que parecía haber estado contenida en mí durante un largo, largo tiempo.

—¡Cierra la boca! —pero no obedecí, el estómago estaba comenzando a dolerme y mis ojos parecían querer lagrimear debido al esfuerzo que estaba poniendo al reírme—. ¡Dije que cierres esa maldita boca!

Dejé de escuchar sus alaridos absurdos mientras seguía infundido en mi risa y en mis pensamientos, allí estaba su rostro, angelical y lleno de vida, totalmente feliz, su rostro mostraba inteligencia y belleza, dos cosas que son difíciles de encontrar en una persona, dos cosas con las que logré obsesionarme por completo.

Oh Yoongi, Yoongi, Yoongi, ¿por qué tuviste que aceptar mi invitación? ¿Por qué tuviste que seguirme? ¿Por qué me hablaste? Quizás ahora mismo no estaría en esta situación que me parecía de lo más cómica.

De todas formas, jamás podrán encontrarte.